Una vez pasadas las fiestas de Navidad y de año nuevo, los técnicos del Banco Central Europeo afilarán, seguramente, los lápices de nuevo para contrastar a mano los datos que vomitan los ordenadores.
El débil crecimiento actual se debe a la expansión de las políticas financieras, a los tipos de interés muy bajos y a los déficits sin control, que superan en general el 10 por ciento de los presupuestos. Pero todo esto tiene fecha de caducidad, ha subrayado en una conferencia en Madrid el catedrático de Colonia Juergen Donges, expresidente del Consejo alemán de expertos económicos.
Esta abundancia de liquidez no es sostenible, asegura Donges. Las subidas de las bolsas no tienen ninguna explicación real.
Los expertos europeos piden al BCE que retire del mercado parte de liquidez que han bombeado en los últimos meses para hacer frente a la crisis.
Un escalofrío debe recorrer las espaldas de los dirigentes europeos si piensan en estos recortes y en una previsible subida de los tipos de interés hacia el verano, justo cuando las economías apenas han comenzado a reactivarse y el empleo no se ha recuperado.
Cuando y como tomar esas medidas es la gran decisión del BCE y de otros bancos centrales el año próximo
La crisis financiera parece que ha pasado, pero la recuperación económica es débil. El consumo es bajo y esto repercute en el empleo
Para la gran locomotora Europea, Alemania, la tarea es compleja. El nuevo gobierno de coalición democristiano-liberal vive agrias discusiones internas. Plantea una reforma fiscal que apenas se puede financiar: como reducir impuestos y rebajar el déficit, cuando las previsiones son más gastos por el aumento del paro y menos ingresos por la contracción del consumo. Los expertos alemanes ya han anunciado que Berlín no volverá al 3 por ciento de déficit del presupuesto, marcado por el pacto de estabilidad, al menos hasta 2014.
Según las previsiones, la economía alemana crecerá el año próximo, como mucho, un dos por ciento, insuficiente para reactivar el mercado laboral. El sindicato del metal teme que el año 2010 se pierdan cientos de miles de puestos de trabajo en esa rama y en el siguiente se pueden superar los cuatro millones de desempleados según el Banco Central Alemán, Bundesbank. Al margen de que los gobiernos apuntalen las fábricas de automóviles, hay de hecho un 20 por ciento de exceso de capacidad en el sector, y, tarde o temprano, esto tendrá que ajustarse, estima Juergen Donges.
En Alemania, el reparto del trabajo, la reducción de la jornada laboral ha evitado este año lo peor, la subida de las cifras de paro. Las empresas prefieren no despedir mano de obra para mantener la plantilla y hacer frente a la recuperación, si se produce. Pero para muchas empresas los apoyos al trabajo a tiempo parcial, que son temporales, acabarán este año 2010.
En el mapa europeo parpadean todavía en rojo los crecimientos negativos del Reino Unido y España. Nuestro país ha superado los 4 millones de desempleados, millón y medio más que el año anterior. Sustituir el empleo creado por el ladrillo llevará años.
El Reino Unido sigue atascado en la crisis más grande de la posguerra. Abandonó las manufacturas, apostó por las finanzas y se vio inmerso como pocos en la tormenta del 2008. Es el único país del G-20 en recesión. Las previsiones indican que no levantará cabeza, al menos en dos años.
Al otro lado del Atlántico, la primera potencia mundial crece, pero no con la fuerza necesaria para crear empleo. En 2009 se han perdido más empleos, siete millones, que en cualquier otro tras la segunda guerra mundial. Del 5 por ciento de paro se ha pasado al 10.
En Detroit, la cuna del automóvil el paro alcanza el 45 por ciento. Obama ha sido acusado de subestimar el problema.
La reserva Federal ha prometido que mantendrá los tipos prácticamente a cero "por un periodo largo" para intentar alimentar la economía.
Pero el déficit fiscal de los EEUU termina este año en un 11 por ciento, una subida brutal frente al del 2007, que era del 2,4.
Mientras todo esto sucede, mientras la economía apenas se recupera, los bancos de inversión, los amos del universo que estuvieron a punto de provocar la catástrofe, obtienen beneficios récord.
"Son los tiempos mas rentables que hemos visto" reconocía el jefe de inversiones de uno de los gigantes norteamericanos.
Y se benefician, sobre todo, del dinero barato de la Reserva Federal. El escándalo del año, dicen los analistas.
El presidente alemán, Horst Köhler, que sabe de lo que habla, porque ha sido banquero en su país y presidente del FMI, ha criticado en su mensaje de Navidad los excesos de las entidades financieras. Exige que tengan responsabilidad hacia el bienestar público. Y ha pedido al gobierno de Berlín que ande con ojo, que procure controlar la situación.
¿Hemos aprendido algo? Y, sobre todo ¿Han aprendido algo? Daniel Peral para euroXpress