La semana pasada el Tribunal Superior de Londres falló en su contra. Los jueces dijeron que el caso excedía sus poderes porque la petición modificaría la actual legislación sobre el asesinato y eso solo puede hacerlo el Parlamento. Nicklinson pedía protección legal contra cargos de asesinato para un médico que llegado el momento terminara con su vida.
La abogada de la familia ha contado que, según la esposa de Nicklinson, éste quedó muy descorazonado y, a partir de ahí, «parecía que había dejado de luchar», de hecho, desde que conoció el fallo del tribunal había dejado de comer y contrajo una neumonía que ha acabado con su vida.
Nicklinson padecía desde 2005 lo que se conoce en inglés como Locked-in syndrome, una parálisis completa que le impedía cualquier movimiento aunque estaba en plenas facultades mentales. En otro tuit difundido por su hijo se recoge la despedida que quiso transmitir: «Adiós, mundo. Ha llegado la hora. Me he divertido».
Su caso vuelve a poner en primer plano el debate sobre la eutanasia que solo está permitida en cuatro países europeos: Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Suiza.