A los 87 años ha fallecido una mujer notable que dedicó gran parte de su vida a la defensa de los oprimidos. Estuvo casada con el único presidente socialista que ha tenido Francia, François Miterrand.
Sus últimos años los dedicó a la Fundación France Libertés desde la que continuó su lucha de siempre por los «derechos de los pueblos». Nunca le gustó el apelativo de «primera dama» y ejerció la defensa de muchas causas aún cuando su marido era presidente de Francia y su actitud se opusiera a la política que este llevara a cabo.
En los años en los que Miterrand era presidente, Danielle se implicó en la lucha por los derechos de los kurdos y los tibetanos, visitó en numerosas ocasiones al presidente cubano, Fidel Castro, y consiguió que muchos presos políticos salieran de Cuba.
Nunca reprimió sus opiniones políticas, criticó al presidente Jacques Chirac o al ministro del Interior, Charles Pasqua por la política de inmigración. Era una gran defensora del medio ambiente y del derecho a compartir los «valores vitales, el agua, el aire, la tierra, la luz, la energía».
Estuvo en la primera Conferencia de la Tierra en Río, de la que se van a cumplir 20 años. Estaba contenta por el avance que el respeto a la naturaleza ha tenido en estos últimos años. «Cuando daba conferencias hace ya diez años, defendiendo la idea de que el agua no tiene precio, tenía la impresión de que a nadie le importaba. Hoy digo lo mismo y todo el mundo responde, por supuesto», dijo en una conferencia con motivo de los 25 años de France Libertés, la fundación creada por ella y en la que ha trabajado hasta los últimos días de su vida.