La Comisión Europea hace un llamamiento a los Estados miembros para que promuevan las tecnologías genéricas clave (TGC). Seis tecnologías que un grupo de 27 expertos, bajo la dirección de Jean Therme director del CEA (Institución para la energía atómica y las energías alternativas) de Grenoble, coincideron en que son las tecnologías fundamentales para el futuro de la competitividad europea.
La progresión en estas tecnologías deberá ir acompañada por un rápido crecimiento del mercado laboral. Un ejemplo son las empresas dedicadas a la nanotecnología, en las que se contabilizaron 160.000 puestos de trabajo en 2008 y se calcula que en 2015 habrá unos 400.000.
La Comisión Europea acaba de publicar una estrategia en la que formula los productos principales que se deberían fabricar con estas tecnologías genéricas clave, es decir los productos y las aplicaciones más innovadores de los próximos años. La estrategia pretende colocar a Europa a la cabeza de la investigación y el desarrollo de estas tecnologías.
Los componentes de la mayor parte de los productos más nuevos, ya sea un smartphone o un coche eléctrico, pertenecen a estas tecnologías que, según el comisario de Industria y Emprendimiento, Antonio Tajani, «serán claves en nuestro futuro económico y permitirán a la Unión relanzar el crecimiento y la creación de empleo y conservar un puesto influyente en el panorama tecnológico mundial».
La industria de la microelectrónica y la de la nanoelectrónica junto con las tecnologías de la comunicación (TIC), han creado más de 700.000 empleos en Europa en los últimos diez años. La biotecnología industrial es una de las TGC que mejor funciona en materia de bioeconomía. Se calcula que, cada euro invertido en investigación e innovación produce otros diez.
Por otra parte, las PYME, constituyen uno de los motores fundamentales de innovación y de empleo en Europa y ellas deberían representar la mayoría de los futuros empleos de las TGC. La mayor parte de las 5.000 empresas europeas que se dedican al sector de la fotónica son PYME, lo mismo sucede con el 80 por ciento de las que se dedican a la nanotecnología en Alemania.
La comercialización de estas tecnologías no está muy lejos. El mercado interior europeo, de unos 500 millones de ciudadanos, es una formidable perspectiva comercial, según la Comisión Europea.