Es la mayor operación de desalojo realizada en Alemania desde la guerra. Los artificieros necesitan un perímetro de seguridad de un kilómetro para desactivar el proyectil, lanzado por la fuerza aérea británica hace 66 años y capaz de destrozar una manzana entera de edificios. Mide tres metros de largo, pesa casi dos toneladas y tiene un fusible muy corroído.
Se calcula que unas 45.000 personas tendrán que dejar sus casas hasta que la operación termine con la detonación del artefacto. La evacuación afecta a dos hospitales con 700 pacientes, siete residencias de ancianos, una cárcel y varios hoteles. Mil voluntarios colaboran con la policía y los bomberos. Todas las conexiones por tren y por carretera con Coblenza están suspendidas.
Los técnicos en desactivación deben primero dragar el agua de esa parte del Rhin para después extraer el detonador en una delicada operación. Durante la II Guerra Mundial, Coblenza fue objetivo permanente de la aviación británica porque era un importante centro de operaciones del ejército alemán. Tres cuartas partes de la ciudad quedaron destruidas por los ataques aliados.