El 89 % de los europeos piensa que la ayuda al desarrollo es importante o muy importante y el 75% es partidario de que los fondos que cada país destina al desarrollo alcance o supere, como se prometió, el 0,7% del PIB.
Los próximos días 22 y 23 de septiembre se van a evaluar los avances en la consecución de los llamados Objetivos del Milenio fijados por Naciones Unidas y con los que todos los Estados de la UE están comprometidos. Por ese motivo, Bruselas ha difundido los datos de un Eurobarómetro especial que demuestra el compromiso y solidaridad de los europeos con los menos favorecidos, a pesar de la crisis.
De las respuestas dadas por 26.500 ciudadanos encuestados en los 27 Estados de la UE se deduce que durante la crisis económica el apoyo general al desarrollo ha pasado del 39% al 45% y que no hay diferencias por residir en uno de los nuevos o antiguos páises socios, sino por tener o no una buena situación económica.
La encuesta da otras cifras significativas: un 42% está dispuesto a ayudar a los países en desarrollo como voluntario o con donaciones y, de hecho, el 30% lo hace.
El Comisario de Desarrollo de la UE, Andris Piebalgs, ha valorado así los resultados: «Los ciudadanos de la UE han enviado un mensaje muy claro a todos nosotros: a pesar de la desaceleración económica, deben mantenerse la solidaridad y la responsabilidad de la UE hacia los necesitados. En mi opinión, ese mensaje es un mandato para seguir firmemente decididos a alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Mileno. Está claro que debemos conseguir que la ayuda de la UE, que es la mayor de todo el mundo, tenga los mejores efectos posibles.»
La UE y los Estados miembros concedieron 49.000 millones de euros de ayuda al desarrollo y la Comisión europea administró otros 12.000 millones de ayuda externa. Sin embargo, una mayoría de los encuestados considera que la ONU y el Banco Mundial están en mejor posición para hacer un buen trabajo en esta materia.Sin embargo, tres cuartas partes de los entrevistados considera que la colaboración entre países de la UE da un valor añadido para evitar la duplicación de esfuerzos.