Hasta el ministro español de Economía, Luis de Guindos, dispuesto a no molestar a Alemania pase lo que pase ha tenido que admitir que la economía española no es indiferente a la desaceleración de la eurozona. «La economía española no es en absoluto inmune a lo que ocurre en Europa», ha dicho de Guindos.
La reunión de dos días de ministros de Economía y presidentes de Bancos Centrales del G20 ha sido una preparación para la cumbre de líderes que se celebrará en noviembre en Brisbane. Al G20 pertenecen, la Unión Europea, los países del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Rusia, Suráfrica y Turquía.
España asiste desde 2010 como país invitado y Nueva Zelanda ha sido especialmente invitado para esta reunión por Australia.
Días antes de la reunión, la Organización para la Cooperación y el desarrollo Económico (OCDE), había reducido las previsiones de crecimiento de la eurozona en un 0,4 %, del 0,2 al 1,8 hasta 2018. Teniendo en cuenta además del lento crecimiento el panorama geopolítico de Ucrania y Oriente Medio. La OCDE decía sin ambages que la débil recuperación de la eurozona está lastrando a la economía mundial.
En el discurso de clausura el ministro australiano del Tesoro, Joe Hockey, se ha referido a los «riesgos que persisten» en la economía mundial. «Tenemos un largo camino que recorrer en un corto periodo de tiempo», fue su conclusión.
Hockey se refirió a las casi mil medidas económicas, de las que 700 son nuevas, que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la OCDE han estudiado para que los países del G20 las pongan en marcha.
«Los países trabajarán hasta el final de esta cumbre, y más adelante, para añadir más medidas, incluidas políticas para mejorar el empleo, el comercio y las condiciones de inversión», ha dicho Hockey.
Australia estaba dispuesta antes de acoger el G20 este año «a cambiar el destino de la economía del mundo», pero la realidad económica de la UE, de Japón y el frenazo de los países emergentes, no parece que se lo vaya a permitir.
Estados Unidos, entre otros, ha presionado a Alemania para que implemente un mayor estímulo estatal. El llamamiento del secretario del Tesoro estadounidense, Jack Lew, a una revitalización de la zona euro impulsando la demanda y reactivando la actividad, ha tropezado con la fría respuesta de Alemania: «no acordaremos estímulos cortos de miras», ha dicho un delegado alemán, quien añadió que muchos países tienen todavía una deuda demasiado alta para permitirse un mayor gasto público.
Lew, dijo al término de la reunión que la experiencia estadounidense ha dejado claro «que las medidas para incentivar la demanda a corto plazo y las reformas estructurales a largo son una combinación importante y no es necesario elegir entre una y otra».
Lucha contra la evasión fiscal
Otro de los temas estrella de la reunión ha sido la lucha contra la evasión tributaria a paraísos fiscales por parte de las multinacionales. El G20 ha estudiado siete puntos de los 15 de un plan de la OCDE para combatir la evasión. España lo pondrá en marcha a partir de 2017.
El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, entregó al G20 un proyecto en el que aboga por cambios radicales en la normativa fiscal para luchar contra las estrategias fiscales de algunas empresas para eludir impuestos.
Las recomendaciones de la OCDE tienen como objetivo «combatir enérgicamente las prácticas que permiten disminuir el impuesto de base y transferir artificialmente beneficios de sociedades hacia países con débil o nula imposición fiscal»dijo Gurría.
El objetivo es que se paguen los impuestos en el país en el que se obtengan los beneficios y evitar que las medidas para que no haya «dobles imposiciones» se aprovechen para obtener «dobles exoneraciones».