Federica Mogherini, alta representante de Política Exterior de la UE, hacía un llamamiento el pasado lunes para «reforzar la cooperación» entre los países europeos y los del sur para hacer frente común contra el terrorismo y las mafias que fletan barcos ilegales en el Mediterráneo. Se trata sin duda de una de las mayores preocupaciones para Letonia, que hasta junio ostenta la presidencia de turno de la Unión. Buena prueba de ello es que éste será uno de los temas centrales de la cumbre que se celebrará en Riga los próximos 21 y 22 de mayo, en la que, además de los jefes de Estado de los 28, también participarán representantes de Armenia Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia, Moldavia y Ucrania, todos ellos países clave en las relaciones bilaterales.
En unas jornadas acerca de las políticas de vecindad de la Unión Europea, previas a esa cumbre que se han celebrado esta semana en Madrid, el embajador de Letonia, Jānis Eichmanis, ha puesto de manifiesto la necesidad abogar por una mayor unión entre el norte y el sur de Europa. «Se está revisando la política de vecindad y en Letonia nos parece adecuado» ha asegurado en su intervención.
Las ponencias también han contado con la participación de Íñigo Méndez de Vigo, secretario de Estado para la Unión Europea, que ha destacado la necesidad de mejorar las relaciones con los países vecinos, que según ha matizado, en ningún caso implica «un proceso de adhesión en la Unión». Ha destacado además que es imprescindible contar «con los vecinos de los vecinos» para garantizar un buen funcionamiento de la UE, porque estos países «también son una parte importante». Para Méndez de Vigo, es necesario también coordinar las políticas migratorias de los 28 para lograr una gestión común, y ha recordado que la política de vecindad «no es una política contra nadie» y que nadie debería entenderlo como tal; «ni siquiera Rusia», en alusión a la crisis que el Kremlin mantiene abierta con Bruselas.
Afianzar las relaciones entre vecinos
Vaira Vīķe, ex presidenta de Letonia ha sido la encargada de abrir una jornada en la que expertos de todos los países han debatido acerca de la dirección que deberían tomar las políticas de vecindad en el seno de la Unión, centrándose sobre todo en los retos que plantean el aumento de la inmigración y la amenaza del terrorismo. En su intervención, Vīķe ha hecho un repaso histórico de las diferencias y enfrentamientos que ha vivido Europa a lo largo de su historia, y ha animado a «superarlas». «Durante años fuimos nosotros, los europeos, los que íbamos fuera, y ahora ha cambiado el sentido de los flujos migratorios», ha recordado.
Para Vīķe uno de los mayores logros de Europa ha sido conseguir más de 50 años de paz en sus territorios, pero ha recordado a los presentes, que las guerras y enfrentamientos que ahora se suceden en las fronteras europeas, «tienen consecuencias» para los Estados miembros. Ha insistido también en la necesidad de atajar el drama que día tras día se sucede en el Mediterráneo, y que, ha dicho, es «un problema de todos», que a su juicio no se resolverá «sin la implicación» de la comunidad internacional y de Naciones Unidas. «Tenemos que entender que los vecinos tienen un impacto sobre nosotros y por tanto la política de vecindad es una política de relaciones entre países soberanos y de respeto mutuo», ha concluido.
Las jornadas han estado organizadas de manera conjunta por la Embajada de Letonia en España, la Fundación Botín, el Club de Madrid y el Real Instituto Elcano. Emilio Lamo de Espinosa, representante de esta última institución, ha animado a seguir trabajando en las políticas de vecindad y ha mostrado su esperanza de que la cumbre de Riga sea un éxito. Andrejs Pildegovičs, secretario de Estado del ministerio de Exteriores de Letonia ha respondido que espera que así sea, porque según ha lamentado durante su intervención, «ya se han perdido demasiadas vidas en el Mediterráneo».