En Bruselas hay hoy caras de alivio. Las noticias llegadas desde Dublín despejan el camino para el futuro de la UE. Los irlandeses han aprobado en referéndum, a la segunda, el Tratado de Lisboa. El sí ha ganado contundentemente, con un 67%, según el escrutinio provisional, y el primer ministro, Brian Cowen, ya ha dicho que «el pueblo irlandés ha demostrado que abraza su futuro con Europa».
Todos los analistas consideran que, en este caso, la necesidad de salir de la crisis económica con el paraguas de la Unión Europea ha podido más entre los irlandeses que el voto de castigo al gobierno, que temían algunos expertos.
El presidente de la Comisión europea, José Manuel Durao Barroso, ha agradecido la decisión del pueblo irlandés porque el resultado de la consulta permitirá más solidaridad entre los socios de la Unión para salir de la crisis.
El presidente del Europarlamento, Jercy Bucek, ha dicho que los irlandeses han demostrado su compromiso con el proyecto europeo. El alto representante para la política exterior de la UE, Javier Solana, reitera que el Tratado de Lisboa permitirá conseguir «una Europa más unida, con un papel más importante en el mundo».
La presidencia sueca de la Unión dice que es un gran día para Europa, que ahora podrá ser «más democrática, más eficaz y más transparente». El primer ministro sueco, Fredik Reinfeldt, considera que el resultado del referéndum despeja finalmente el camino para que Lisboa entre en vigor. Espera que el presidente polaco, que había supeditado su firma a la aprobación en Irlanda, lo haga de inmediato. En cuanto al euroescéptico presidente checo, Vaclav Klaus, Reinfeltd intentará buscar una solución el próximo miércoles, cuando se reuna con Barroso y con el primer ministro checo, Fisher, en Bruselas.
En España, el secretario de Estado para la Unión Europea, Diego López Garrido, ha dicho que con el sí convincente de los irlandeses, el Tratado de Lisboa está «políticamente aprobado». López Garrido ha querido felicitar a todos los europeístas porque el nuevo Tratado pone fin a la grave incertidumbre institucional de la UE en los últimos años. euroXpress