Gazprom, el mayor productor ruso de gas natural, cobra cada mes de la UE una factura de casi 3.600 millones de euros. Alemania, es la que más gas recibe y se anda con pies de plomo a la hora de tratar el tema.
La semana pasada, Gazprom, emitió un comunicado para celebrar los 40 años de suministro gasístico a Alemania donde alardea de ser un proveedor fiable. Alemania tiene su propio gasoducto el Caudal del Norte, que se construyó para sortear el paso del gas por Ucrania.
La crisis ucraniana y la anexión de Crimea han hecho recapacitar a los líderes de la UE que ya no ven tan fiable a su principal proveedor y se apresuran a estudiar la forma de diversificar las fuentes de suministro y sobre todo de comprar lo menos posible a Rusia.
«Todo el mundo reconoce que es necesario un cambio importante de rumbo por parte de la Unión Europea», ha dicho un portavoz de la UE a la prensa bajo condición de anonimato.
Las principales alternativas que va a estudiar el Consejo son las 'fuentes naturales', entre ellas las energías renovables y el gas de esquisto. Este último muy mal visto por la opinión pública europea. Además es posible que el 'fracking' no diera en Europa un resultado tan favorable como el que ha dado en Estados Unidos dónde ha reducido de forma evidente los costes de la energía.
La eficiencia energética es otra de las posibilidades a sumar así como las redes transfronterizas para compartir recursos, controlar los costes y desarrollar la capacidad de la UE para cambiar la dirección del suministro y proveer de gas a Ucrania.
Estados Unidos es otro posible proveedor aunque no se conoce la cantidad de gas que podría vender a la Unión. Eso lo podrá aclarar el mismo presidente estadounidense, Barack Obama, que visita Bruselas la próxima semana. Otra posibilidad es aumentar las compras al emirato de Catar.
No está muy claro que todo eso sumado pudiera suplir el gas que envía Rusia. Alemania es el primer consumidor, pero hay otros países, como los bálticos que dependen en un 100 % del gas ruso.
El gas natural cubre entre el 23 % y el 24 % de las necesidades energéticas europeas, el segundo lugar detrás del petróleo. El mayor gasto lo hace el sector doméstico, un 40 %, le sigue la generación eléctrica con algo más del 30 %, y la industria con un 20 %.
Según la Asociación Española del Gas (SEDIGAS), la producción gasística europea es de un 8 % de la producción mundial. El principal productor es Noruega, en segundo lugar Holanda y en tercer lugar Reino Unido.
La búsqueda de gas de esquisto en la UE está en sus comienzos. Polonia es el país que más apoyo gubernamental ha prestado y más áreas de posible explotación ha localizado. Ningún país de la UE ha iniciado la explotación a escala industrial.