La empresa alemana BASF ha renunciado a desarrollar nuevos productos destinados al mercado europeo, se va a centrar en otros mercados más permisivos con los transgénicos como el estadounidense y el brasileño. La Comisión Europea ha asegurado tras el anuncio de BASF que no autorizará ningún transgénico antes de tener una reglamentación para su cultivo.
La organización ecologista, Amigos de la Tierra, se felicita por la decisión de la multinacional química alemana BASF y anima al resto de la industria a hacer lo mismo. "Animamos al resto de la industria de los transgénicos a seguir el ejemplo de BASF y a reconocer que el futuro de la agricultura y alimentación en Europa y el resto del mundo, pasa por un modelo social y sostenible, en el que cada vez está más claro que las semillas modificadas genéticamente no jugarán ningún papel" dice David Sánchez, responsable de agricultura y alimentación de Amigos de la Tierra.
La organización ecologista destaca que la decisión de BASF es un aviso para empresas como Monsanto, Syngenta o Bayer, "que siguen presionando para introducir cultivos transgénicos en Europa".
El grupo alemán, número uno del sector químico, ha presionado durante la última década y ha gastado unos 100 millones de euros para obtener autorización para comercializar en la Unión Europea la patata Amflora, una patata transgénica reforzada en almidón. Lo consiguió en 2010, pero poco después cultivó por error en Suecia otra patata transgénica, Amadea, que no estaba autorizada y el escándalo fue mayúsculo. Después de eso todo el cultivo de la Amflora se ha reducido a una parcela de dos hectáreas en Alemania con unas ventas "prácticamente nulas", según un portavoz del grupo químico.
Las patatas reforzadas con almidón se utilizan en la industria europea del papel, textil o los adhesivos, en otras zonas el almidón industrial se fabrica a partir de otros cultivos, como el maíz.
BASF espera colaborar con Monsanto, el gigante de los transgénicos en Estados Unidos, con quien ha desarrollado un maíz resistente a la sequía y con Brasil donde tiene autorizado el cultivo de una soja resistente a los herbicidas y está desarrollando una variedad de caña de azúcar que produzca mejor rendimiento.