Buzek trazó en su despedida un repaso de los últimos años y reconoce que «En este período reciente de prosperidad, nos hicimos la ilusión de que la UE podía durar eternamente», no se hicieron previsiones y «no preparamos a nustra Comunidad para tiempos difíciles y de mayores retos». Indica que hace tres años, cuando la crisis financiera cruzó el Atlántico, la UE no estaba preparada «Las controversias acerca de los intereses personales comenzaron a erosionar nuestra creencia en el bien común. Y, ahora, nuestra Unión ha entrado en una profunda crisis cuyas causas son tanto políticas y psicológicas como económicas».
Señala que su mandato ha coincidido con una época extremadamente difícil para Europa.
Introducción del Tratado de Lisboa
Nada más llegar a la presidencia, Jercy Buzek tuvo que enfrentarse a las reticencias de irlandeses y checos, que a punto estuvieron de no refrendar el Tratado que una vez en vigor cambió el modo de funcionamiento de la UE. Entre otras cosas el Europarlamento cobró nuevo impulso convirtiéndose en colegislador.
El Parlamento Europeo, único órgano de la UE cuyos miembros son elegidos por los ciudadanos, negoció el Acuerdo marco con la Comisión Europea por el que el candidato a presidente de la Comisión debe debatir con los europarlamentarios su programa quinquenal y se estableció un turno mensual de preguntas con el presidente de la Comisión y los Comisarios.
Estalla la crisis
El presidente Buzek reconoce que cuando fue elegido, en 2009, todos pensaban que la crisis bancaria internacional estaba terminando. No fue así. Llegó a Europa y «se llevó por delante la riqueza y el trabajo de millones de nuestros ciudadanos» reconoce Buzek, que felicita a los eurodiputados por haber aprobado el escudo económico anticrisis denominado «Six Pack». Por haber dado el visto bueno a la legislación que refuerza la supervisión de los bancos, las empresas de seguros y del sector financiero y de haber adoptado un procedimiento acelerado para aprobar leyes destinadas a luchar contra la crisis.
Señala la necesidad de un «proyecto común» y explica que, la crisis exige un «New Deal» para Europa. «Mientras se discuten posibles cambios en el Tratado o nuevos tratados, me gustaría recordar -dice Buzek- que, si no retomamos el auténtico espíritu de cooperación -o en palabras de Robert Schuman un destino compartido- no tendremos éxito».
Para Jerzy Buzek es necesaria «una nueva ola de integración económica y fiscal». Y dice claramente que «Los Estados miembros que quieran seguir avanzando necesitan respetar el Tratado de Lisboa»
Hace hincapié en que ningún país tiene derecho a impedir que otros cooperen de forma más estrecha. Y añade que «El que se quede fuera no puede pretender ser uno de los protagonistas».
No es la crisis lo único que Buzek reconoce que la UE no vio a tiempo. «Durante años -dice- buscamos la estabilidad , sin comprometernos seriamente en la defensa de los derechos humanos y la construcción de la democracia en nuestra vecindad» y continúa «nuestros vecinos árabes nos han recordado que la libertad y la democracia son para todos».