Organizaciones que defienden los derechos de los refugiados reclaman un régimen de protección temporal en toda la Unión Europea (UE) para los procedentes de Siria. El anuncio de algunos países de que pueden aceptar unos miles de ellos no es suficiente, sostienen los activistas.
Suecia ha anunciado que la cantidad de refugiados sirios que buscan protección en el exterior superó la marca de dos millones a comienzos de este mes.
«El conflicto continuará por mucho tiempo más», dijo Fredrik Beijer, director de asuntos legales en el Consejo Sueco de Migraciones.
Suecia decidió conceder la residencia permanente a unos 8.000 sirios que actualmente tienen permisos temporales, y facilitar la reunificación de las familias.
El país escandinavo y Alemania han recibido, en conjunto, alrededor de los dos tercios de los sirios que huyeron a Europa. Desde principios de 2012, aproximadamente 14.700 pidieron asilo en Suecia, y solo en agosto llegaron 1.201.
Al comparar estos números con los de la guerra en Bosnia-Herzegovina, entre 1992 y 1995, las cifras de ahora parecen funestas. En aquel entonces, Alemania acogió a 350.000 refugiados bosnios, Austria a 90.000 y Suiza a casi 30.000.
Durante la guerra en Kosovo, Alemania recibió a más de 15.000 refugiados, mientras que Suiza dio cobijo a 53.000 y Austria a 5.000.
El 11 de este mes, 107 refugiados sirios fueron transportados por aire desde Líbano a Hanover como parte de un programa de admisión temporal anunciado a comienzos de este año por el gobierno de Alemania. Habiendo comprometido 5.000 plazas, ese país europeo administra actualmente el mayor programa de reubicación de refugiados de la crisis siria.
En junio, la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) solicitó 10.000 admisiones humanitarias. Hasta ahora, un grupo de países, entre ellos Dinamarca, España, Finlandia, Holanda y Noruega, se comprometieron a recibir a 960 este año.
«Alemania está dando un ejemplo importante», nos dice el portavoz de Acnur, Dan McNorton. «Esperamos que más países se presenten con programas similares para ayudar a los sirios a huir de la violencia», agregó.
Austria y Suiza, dos vecinos más pequeños de Alemania, se comprometieron a albergar a 500 refugiados cada uno. En los últimos tiempos ha generado duras críticas la preferencia del gobierno austriaco por los refugiados cristianos.
En comparación con los cientos de miles de sirios que están varados en Turquía, Líbano, Jordania, Egipto e Iraq, los 40.000 que se estima solicitaron asilo en Europa desde abril de 2011 resultan una cifra ínfima.
La oficina de Amnistía Internacional en Suiza catalogó al ofrecimiento actual de este país como «una gota en el océano». Organizaciones austriacas y alemanas que defienden los derechos de los refugiados también criticaron a sus gobiernos.
«La contribución de Alemania todavía es demasiado pequeña», dice Karl Kopp, director de asuntos europeos en la organización de derechos humanos Pro Asyl. «Sin embargo, apreciamos que Alemania haya lanzado el debate».
Además de los 5.000, varios estados alemanes han anunciado que permitirán que hasta 1.000 refugiados sirios permanezcan con sus parientes que ya viven en Alemania. Kopp dijo que muchos de estos han intentado desesperadamente traer a sus familiares.
Los obstáculos burocráticos para la reunificación familiar son grandes, dado que los sirios que ya viven en Alemania tienen que demostrar que son capaces de mantener a sus parientes, alojarlos y pagar sus seguros de salud. «La mayoría de ellos no pueden hacerlo. Pero la humanidad no debe fallar debido a la falta de dinero», plantea Kopp.
Aunque Suiza también facilita la reunificación familiar, Austria tiene dudas. Allí, las inminentes elecciones parlamentarias reducen la disposición de los políticos a invitar refugiados al país.
Mientras, miles de refugiados sirios tienen dificultades para hallar una manera de entrar a Europa. Según el Ministerio del Interior de Italia, 3.000 sirios ya llegaron a ese país desde comienzos de este año, la mayoría de ellos en botes. En la otra puerta de entrada a Europa, guardias costeros griegos son reiteradamente acusados de devolver a los refugiados sirios a aguas turcas.
«Eso es indignante», dice Kopp. «Europa tiene que abrir rutas legales de escape. Actualmente, Europa les pide a los vecinos de Siria que abran sus fronteras, mientras que las suyas propias están cerradas».
Anny Knapp, presidenta de la organización austriaca Asylkoordination Österreich, dice que los refugiados tienen que recurrir a los servicios caros y peligrosos de traficantes de personas, dado que no existen rutas legales de escape.
«Además, el Reglamento de Dublín (prohíbe) que los refugiados puedan arprovechar sus vínculos familiares o comunitarios en otros estados europeos», añade Knapp. Según esa regulación, los inmigrantes pueden ser enviados de regreso al primer país a través del cual ingresaron a la UE.
Karl Kopp reclama por lo tanto libertad de circulación para los refugiados sirios dentro de Europa.
Judith Sunderland, investigadora en Human Rights Watch, nos dice que los sirios que solicitan asilo en otros estados miembro de la UE se enfrentan a una lotería en materia de protección, ya que su destino depende de a qué país lleguen primero.
«Quienes ingresan a la UE a través de países de la frontera exterior, como Grecia, Bulgaria y Chipre, pueden ser detenidos, quedar sin ninguna forma de protección, tener problemas con la reunificación familiar o afrontar malas o inexistentes condiciones de recepción», explica.
Todos los defensores de los derechos de los refugiados coinciden en que se requiere una acción urgente en el ámbito europeo.
Kopp considera «absolutamente patético» que, más de dos años después del inicio de la crisis en Siria, la UE todavía no tenga activo un programa de admisiones. En junio, la Comisión Europea, órgano ejecutivo del bloque, llamó a sus estados miembros a brindar lugares para reasentar o admitir migrantes por motivos humanitarios, para facilitar la reunificación de las familias y «para admitir a cualquier sirio que llegue a las fronteras externas de la Unión».
La Comisión Europea también prometió continuar los esfuerzos para garantizar una mayor convergencia entre los enfoques de los estados miembros en relación a la crisis de los refugiados sirios. Pero está lejos de aportar una solución concertada como un régimen de protección temporal en todo el bloque, reiterando el fracaso en el que incurrió durante la guerra de Libia en 2011.
En cambio, toneladas de tiendas de campaña y mantas se envían a estados vecinos de Siria. «Aunque piensen que la crisis de los refugiados sirios se puede contener regionalmente, de hecho esta ha llegado a Europa hace tiempo», afirma Kopp.
«Las dimensiones de la catástrofe vuelven a ese enfoque no solo absurdo, sino altamente cínico», concluye.