euroXpress.- Crisis económica, desbarajuste político, desafección ciudadana... Con su perspectiva de la construcción europea, ¿confirmaría que Europa está en un momento de retroceso?.
José María Gil-Robles.-No lo creo. Hay que tener en cuenta que lo que no se pudo hacer en Maastricht, que la Unión Europea fijase las grandes orientaciones, lo estamos haciendo en estos dos últimos años y resultaba impensable. Por tanto, no hay retroceso. Lo que hay todavía es desconcierto.
eXp.-Para el ciudadano europeo, seguramente la percepción es que la UE ha reaccionado tarde y mal
JMGR.-Ha sido una situación nueva y se ha reaccionado efectivamente tarde y mal, en un primer momento, y se ha corregido después. Porque Europa se va haciendo, porque es algo nuevo, por el método de la prueba y del error y de la corrección. Ahora estamos en la corrección.
eXp.-La crisis ha confirmado el mandato francoalemán en la UE, en detrimento del poder de las instituciones comunitarias, ¿cómo se sale de esa espiral?
JMGR.-La verdad es que el mandato de Alemania ha estado desde el primer día de la Unión Europea. Mientras algunos países actúan como motores va muy bien, aunque a los demás les da envidia. Si resulta que el motor tiene un problema, entonces además de la envidia hay furia, porque no nos han dirigido bien. Yo creo que el motor es necesario, pero que las instituciones también son indispensables y las instituciones irán encauzando ese impulso, porque solo así funciona Europa, con motor, pero con las instituciones pilotando.
eXp.-En este momento, Grecia vive un punto crítico en su relación con Europa, ¿cómo ve esta situación?
JMGR.-Yo creo que debemos prepararnos para asistir a la primera salida de un país del euro. Si no cambia la mentalidad de los griegos, va a ser inevitable.
eXp.-La crisis ha paralizado prácticamente el resto de acciones de la UE, entre ellas, la política exterior, en un momento decisivo por las primaveras árabes, el conflicto en Siria... ¿Ha estado la UE donde debería estar o ha olvidado su proyecto de actor global?
JMGR.-En algunas cosas sí y otras, no. Por ejemplo, ha tenido bastante éxito en Libia, hasta el momento en que hace falta que los libios se hagan cargo de sus vidas porque no los podemos tener como menores. Ha salido bien la operación Atalanta. En cambio, con muchas dificultades se ha actuado en Afganistan. En el caso de Siria, no sabemos cómo meterle mano, por tanto prácticamente no hemos podido hacer nada efectivo. Por eso, es un balance de luces y de sombras, donde todavía queda mucho por recorrer.
eXp.-¿Comparte usted la idea de que los europeos se alejan de la visión del proyecto europeo como algo benefactor? Si es así, ¿cómo se arregla?
JMGR.-No creo que los europeos se distancien de Europa. Lo que sí sé es que hay una minoría que crece de vez en cuando en algunos países, que casi nunca pasa del 30%, que rechazan a Europa porque es una cosa nueva para ellos, que les perturba sus hábitos adquiridos. El 70% restante no lo rechaza y en España la idea de Europa la tienen el 80%, lo cual no quiere decir que les guste la Europa de los recortes, pero cuando no hay más remedio, la aceptan.
eXp.-Hace dos años se celebraba la aprobación del Tratado de Lisboa por su reforma de las instituciones comunitarias y por el gran objetivo de colocar a Europa en primer plano de la escena internacional. ¿Los acontecimientos lo han superado?
JMGR.-No. Ha servido. Entre otras cosas, para reunir a los jefes de Estado y de gobierno con mucha más rapidez, tener una mejor preparación de sus reuniones y de su continuidad, que es el trabajo fundamental que está haciendo Herman van Rompuy (presidente del Consejo Europeo). Ha servido para que el Parlamento Europeo haya aprobado en un tiempo récord las medidas para controlar los productos tóxicos financieros y yo creo que va a servir para que en un plazo relativamente cercano tengamos el impuesto Tobin (la tasa sobre las transacciones financieras). Para todo eso ha servido el Tratado de Lisboa. Todavía no ha tenido el máximo efecto en política exterior, pero es que eso va a llevar mucho tiempo y quedan cosas por ajustar, pero poner en marcha un Tratado lleva diez o quince años.
eXp.- A la vista de la crisis o las crisis europeas, ¿Qué UE prevé usted dentro de uno, dos o tres años?
JMGR.- Dentro de tres años yo preveo una Europa que estará levantando cabeza y a la que habrá vuelto la ilusión. Lo importante es que vuelva la ilusión