Entre los cincuenta primeros países de la tabla 31 son europeos y, en concreto, hay que bajar hasta la novena posición para encontrar al único país no-europeo que se cuela entre los diez primeros: Nueva Zelanda. La clasificación recuerda sin embargo que, «aunque la libertad de información tiene un marco legal excelente» en la Unión Europea, «está sometida a duras pruebas en algunos Estados miembros, incluyendo aquellos que más se enorgullecen de respetar las libertades civiles».
Pero la Europa de diferentes velocidades es cada vez más marcada y, en este caso, la única evolución positiva en el Sur del continente es la de Italia, que recupera ocho posiciones con respecto al ejercicio anterior, aunque todavía para situarse en un poco honroso 49 lugar. «Ha resurgido por fin de una espiral negativa y prepara una prometedora ley que despenalizaría la difamación de los medios de comunicación», subraya el estudio de RSF.
A pesar de las situaciones cabeceras de los países de la Unión Europea, Reporteros Sin Fronteras lamenta los «baches» que «han embarrado el rendimiento de algunos países en materia de protección de la libertad de información». Se recuerda por ejemplo que el Consejo Constitucional de Francia (puesto 39) aprobó una ley que penaliza la publicación de los bienes de cargos electos con penas de prisión. A juicio de RSF, «el punto más bajo del año fue una orden judicial de retirar las grabaciones de Bettencourt en los sitios web de Mediapart y Le Point».
Tampoco se libra de las críticas el Reino Unido (puesto 33), pues RSF no pasa por alto que el Gobierno británico envió a funcionarios al sótano de The Guardian para supervisar la destrucción de discos, tampoco la detención de la pareja del experiodista de The Guardian Glenn Greenwald, ni la Carta Real para la regulación de la prensa en respuesta a las protestas por el escándalo del espionaje telefónico por parte de News of the World. «Al identificar periodismo con terrorismo, las autoridades británicas están siguiendo una de las prácticas más extendidas en los regímenes autoritarios», denuncia RSF.
España, a la cola de Europa
Grecia es el país de Europa occidental peor situado: desciende 14 posiciones hasta quedarse la plaza 99. Los periodistas griegos, subraya la oenegé, «son a menudo víctimas de agresiones por parte de miembros de Amanecer Dorado, el partido neonazi que entró en el Parlamento en junio de 2012». Las acciones del Gobierno también han contribuido a la caída griega, con decisiones como el cierre de la cadena de radiotelevisión estatal bajo la presión de la Troika.
El podio de malos ejemplos en Europa occidental lo completan Italia y Francia. Apenas por encima aparece el caso del Estado español, que pese a la crisis sube un puesto (del 36 al 35) con respecto a la anterior clasificación. Llama la atención que el informe de Reporteros Sin Fronteras no hace mención expresa alguna a los vaivenes que ha vivido la libertad de prensa en España a lo largo de 2013: ni al cierre de medios, ni al despido masivo de periodistas, ni a la actuación de las fuerzas de seguridad en las manifestaciones, ni a la precarización del sector, ni al cierre del primer canal autonómico (Radiotelevisión Valenciana), ni a las ruedas de prensa sin preguntas.
Lo que para algunos periodistas sería una sorpresa otros ya se lo esperaban. El documentalista y periodista independiente Unai Aranzadi considera que «de RSF no puede decirse que sea una organización independiente cuando la financia el NED de Washington, algunos gobiernos occidentales y grandes corporaciones del sector privado. No es casualidad que hace ya unos años quitaran de su web el apartado 'quiénes nos financian'. Todo es contrastable y reconocido hasta por ellos». Aranzadi se refiere a la Fundación Nacional para la Democracia (NED, en sus siglas inglesas), creada en 1983 con el objetivo de respaldar a los grupos que están a favor de la democracia en el continente americano, específicamente en América Latina. No son pocos sus detractores, quienes acusan a la organización de injerir en las políticas de los Estados contrarios a las directrices estadounidenses.
La Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de RSF pretende reflejar el grado de libertad que los periodistas, las organizaciones de noticias y los internautas disfrutan en cada país. Se basa en cuestionarios con preguntas cuantitativas y cualitativas, que finalmente otorgan una puntuación y una posición final a cada uno de los 180 Estados.
El indicador anual de nivel global de la libertad de prensa muestra un ligero aumento en las violaciones del derecho a informar y ser informado, pasando de las 3.395 veces registradas en 2012 a las 3.456 de las anotadas en 2013. «Si bien 2013 fue menos mortífero para los periodistas, se observa un aumento de los ataques físicos y amenazas contra los trabajadores de los medios de comunicación», subraya el informe. Una vez más, la Unión Europea saca la mejor calificación, por delante de América y, en último lugar, Oriente Medio y el Magreb.