Sin conocer a fondo las circunstancias del accidente que causó la muerte a Oswaldo Payá, creo que ha sido un suceso desgraciado. Ni al mismo régimen le convenía que desapareciera un líder como él. Lo conocía. Creo que era una persona moderada, coherente y que defendió el cambio desde dentro. El incidente ha servido para abrir un episodio más en el rosario de conflictos puntuales entre España y Cuba, entre Europa y Cuba. Un terreno, el de la confrontación, en el que la Habana, sabe cómo moverse. Afortunadamente, las diplomacias de los dos países lo están llevando con mucha discreción.
Independientemente de este caso aislado, la Unión Europea mantiene firme su Posición Común, en cierto modo, de aislar a la isla, hasta que no se produzcan cambios políticos significativos. Coincido con el profesor Joaquín Roy de la Universidad de Miami, en que la Posición Común europea y el embargo norteamericano son posiciones maximalistas que justifican el clima de permanente excepcionalidad en el que hace décadas se mueve el régimen. Pero estas barreras del presente no deberían ser obstáculo para que Europa debatiera cuál puede ser su rol para mejorar la calidad de vida de los cubanos y cubanas en un futuro.
Durante las últimas semanas, los «noticieros» de la Televisión oficial, las mesas redondas, los periódicos oficiales destacan la delicada situación europea. Los televidentes, que viven bastante alejados de la retórica oficial, observan consternados que en España empezamos a entrar en «período especial», pero ellos siguen sufriendo en su piel un día a día tremendamente difícil para conseguir las necesidades más básicas.
Cada día es más evidente la división entre dos sociedades, los que tienen acceso al dólar y los que no. La principal fuente de ingresos del país, continúa siendo las remesas familiares. Para los que no cuentan con ello, ''resolver´´ se vuelve extremadamente duro, sobre todo para los más mayores. En valores reales las pensiones en Cuba, - debido a la crisis y a la inflación- , han caído más de un 70% desde 1989. Y la isla, tiene, después de Uruguay, la población más envejecida de América. La pensión media mensual promedio puede estar entorno a los 220 pesos cubanos (unos diez euros). Los servicios tienen un precio simbólico pero no así los alimentos que no entran en la libreta de la primera semana de cada mes. Un jubilado en la calle me decía: «Esto es un fenómeno, chico». ( es la manera eufemística en la que son expertos los cubanos de describir la situación como algo fuera de lo común, sin que puedan acusarle de crítico )
Cuando en abril del 2010 se informó de que había un millón de trabajadores excedentes, se pensó que podrían ser absorbidos más o menos rápidamente por el sector privado. Pero el proceso de creación de «cuenta propistas» está siendo más lento e inseguro de lo que podía preverse. En los portales de la Habana, a simple vista, puede observarse mucha actividad de compra venta de los objetos más pintorescos. Pero uno se pregunta si, de verdad, se está creando riqueza o son actividades muy marginales. Sí se puede notar un cierto movimiento en la activación de la compraventa de viviendas (es la inversión de gente que ahora dispone de dinero, o representan a alguien que lo tiene). A diario, sobre todo los fines de semana, en el paseo del Prado, a pie de calle, se reúnen propietarios e intermediarios para dar a conocer ofertas y demandas.
Para este otoño, los ciudadanos esperan una nueva ley de emigración que pueda facilitar la entrada y salida de la isla, lo que podría significar la posibilidad de emigración temporal para muchos jóvenes, y el retorno de personas de un cierto nivel económico que podrían instalar negocios. En una economía tan dependiente, abrir la puerta, podría servir para introducir recursos.
El gobierno se debate entre el miedo o la conveniencia de que llegue a establecerse una clase media. Entre que ello pueda ser la garantía de estabilidad o la de cambio. Cuando algunos teóricos cubanos se debaten entre el modelo económico chino o el vietnamita, yo me inclinaría a pensar que la misma historia de Cuba nos indica que sus habitantes no aceptarían el paso a un capitalismo sin derechos. El cubano tiene referencias democráticas, de derechos colectivos e individuales. Sabe cuáles son. Hay quién con una gran fidelidad a la Revolución continúa comparando los índices estadísticos oficiales con otros países del tercer mundo. Yo discrepo. Cuba no pertenece al tercer mundo.
En ese contexto, los países de la Unión Europea, sobre todo los que han vivivdo un proceso de transición democrática, deberían reflexionar sobre qué referencias pueden ir aportando para garantizar una evolución pacífica y sólida hacia la democracia y el progreso a medio plazo. Una amiga me preguntaba: Cómo podemos garantizar que el multipartidismo conlleve progreso económico?. Sin duda Europa, España pueden colaborar a ofrecer claves para un Estado de derecho y lo que ello conlleva para la consolidación económica. Para empezar, en el diseño de un marco jurídico que dé garantías, seguridad, a esas nuevas pequeñas y medianas empresas, a los emprendedores, a las inversiones extranjeras. También en la creación de un sistema impositivo progresivo y justo. Sin duda, el diseño de cómo garantizar un sistema de pensiones y de conquistas sociales, en sanidad, en educación, imprescindibles, pero que puede llegar a peligrar si llega la bancarrota, o el cambio brusco a un modelo asiático o americano. Uno de los peores problemas de China ha sido el paso a una sanidad de pago. Todas esas propuestas, en los momentos de transición, deberían ir acompañadas de programas de ayuda económica.
De momento, a corto plazo, Europa debería dar un impulso a la colaboración entre universidades y científicos. Con un mayor contacto, muchas instituciones europeas pueden colaborar a que las Universidades Cubanas se posicionen mejor en la competencia internacional. Por ello, me parecen especialmente interesantes los acuerdos que la Universidad Católica de San Antonio de Murcia tiene con la Universidad de la Habana. Han firmado convenios para la obtención de un doble titulo cubano-español de antropología, han organizado dos cursos de post grado sobre desarrollo social y MBA, y preparan proyectos en deportes, educación física y salud o periodismo.
Europa también podría preguntarse en cómo colaborar en el proceso de creación de una opinión pública. Cómo abrir cauces de opinión y participación. Internet está muy poco extendido en la isla. Oficialmente, 1,2 millones de personas pueden tener cuenta y hay 650.000 ordenadores. Pero el acceso al Internet global es muy limitado. La gente de la calle no conoce a los blogueros, que enfocan su debate hacia el exterior. Lo que sí hay es un inmenso tráfico de lápices de memoria y de discos piratas, con todo tipo de películas, música que se bajan de la red, se «queman» y se comercializan en plena calle. En un año se ha doblado el número de teléfonos móviles, aunque sin acceso a Internet. Ha bajado el precio de los mensajes, y, por fín, ya no cobran al que recibe llamadas. En muchos edificios, las parabólicas se camuflan y eso permite, que, en algunos domicilios que, sobretodo ven las telenovelas, puedan , si les apetece, seguir las elecciones norteamericanas. El debate, para mí es si, desde Europa, seguimos manteniendo la excepcionalidad, «el fenómeno», o vamos creando puentes de contacto.