En plena recesión económica, las miradas de quien no tiene trabajo se fijan en el extranjero. De hecho, más de 40.000 españoles han salido del país en lo que va de año, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), y no parece que la tendencia vaya a remitir en los próximos meses.
Pero no siempre es fácil encontrar oportunidades laborales acordes con la formación y experiencia de quien las busca. La Unión Europea cuenta con varias iniciativas y programas que tratan de poner en contacto a personas en busca de empleo o prácticas profesionales y a las empresas y organismos que los necesitan.
Para trabajar
Quizá el portal europeo más conocido es EURES, una red de movilidad profesional creada por la Comisión Europea en 1993. Esta web ofrece puestos de trabajo en más de 31 países europeos, en colaboración con los servicios de empleo de los estados miembros. EURES ofrece también información sobre la legislación laboral específica así como consejos prácticos para vivir en cada país.
En las propias instituciones europeas, también se necesitan personas con una cualificación elevada. Para cubrir estos puestos, la Oficina de Selección de Personal (EPSO), por sus siglas en inglés) hace oposiciones y procesos de selección periódicos para profesionales de distintos sectores: intérpretes y traductores; licenciados en Derecho o Económicas; etc.
Para personas con perfiles similares pero con ofertas del ámbito privado está Eurobrussels, una web de referencia para todos los que buscan un trabajo relacionado con asuntos europeos.
Con el objetivo de que haya un criterio común a la hora de que los trabajadores presenten sus candidaturas, la UE tiene el portal Europass. Aquí pueden encontrarse formularios y ejemplos para exponer formación y experiencia en distintos idiomas y con formatos unificados.
Para continuar la formación
Muchos jóvenes que no encuentran un empleo tras acabar sus estudios superiores, tienen gran cantidad de opciones para realizar prácticas profesionales en casi todas las instituciones europeas.
Aunque para cada una de estas opciones hay unos requisitos específicos, las condiciones básicas suelen ser: tener la nacionalidad de algún estado de la Unión Europea; ser licenciado o estudiante de educación superior con el primer ciclo terminado y tener un buen conocimiento de alguna de las 23 lenguas oficiales de la UE, además de la materna.