Cuentan que el técnico polaco, Sumuda, pidió a sus chicos que jugaran sin miedo porque «Rusia no es Brasil». Y la selección polaca le hizo caso. El objetivo era no perder ante Rusia y se ha conseguido.
Para empezar, los polacos salieron arrollando animados por 50.000 espectadores, con Lewandowski otra vez al frente aunque esta vez sin tino. Hubo varias ocasiones de mover el marcador a favor de los polacos, pero Rusia tenia a Malafeev para hacer de barrera y parar las acometidas de los anfitriones. Eso envalentonó a la selección rusa que fue la primera en acertar a puerta, con un cabezazo de Dzagoev que desinfló a hinchada y jugadores locales y que supone el tercer gol del ruso en la Eurocopa.
Tras el descanso, Polonia salió ansiosa de empate, supo crear situaciones de peligro, pero los rusos estaban fuertes en la defensa y contaban con Arshavin para comandar buenos contrataques siempre frustrados.
Mientras que el balón iba y volvía de una portería a otra, en una de esas el polaco Blaszczykowski lanzó un zurdazo que entró de lleno entre los palos del guardameta ruso, para satisfacción polaca por el empate y resignación rusa ante lo que podía haber sido y no fue.
El resultado deja el grupo A de la Eurocopa pendiente de la tercera jornada con Rusia como líder, con 4 puntos; la República Checa, con 3; Polonia, con 2; y Grecia, con 1. La solución, el próximo sábado.
Unos doce mil aficionados rusos se encontraban este martes en Varsovia para ver el partido y, a pesar del gran despliegue policial, aficionados ultras de ambas nacionalidades han protagonizado una batalla campal en la ciudad con el resultado de varios heridos. La policía tuvo que utilizar gases lacrimógenos y un cañón de agua para dispersar a los hooligans.