Prometía ser el encuentro más vibrante de la Eurocopa, el que a priori presentaba fuerzas más igualadas y se cumplieron las expectativas. Ha sido un partido loco, con muchos tira y afloja, pero con dominio italiano, a pesar de los desaciertos en los tiros a puerta, que los hubo y que le habrían dado la victoria sin la lotería de los penaltis.
Los dos equipos arrancaron haciendo una demostración de fuerza. Un zurdazo de Rossi que fue al poste pudo haber marcado el partido nada más comenzar, pero los ingleses respondieron con un disparo de Johnson que pudo parar Buffon. Se sucedieron después las situaciones de peligro por ambos bandos, pero Italia marcó el juego durante toda la primera parte con un 63% de posesión y sin goles, por más que Balotelli lo intentara.
En la segunda mitad, se reforzaron planteamientos, de ataque italiano y de defensa inglesa, de modo que el juego no avanzaba. Los cambios en el banquillo que ordenó Hodgson animaron por un momento, pero Pirandelli respondió renovando a los suyos con el impulso de Alessandro Diamanti para recuperar la superioridad perdida.
La prórroga fue literalmente la continuación. Italia mandaba pero no resolvía en goles e Inglaterra, sin brillar, ponía las cosas difíciles a los transalpinos. La cosa terminó como empezó con 0-0 y se fue a los penaltis, siempre imprevisibles. Para empezar, tantos de Balotelli y Gerrard. Después fallo de Montolivo que mandaba a Italia a casa. Marcó Rooney y Pirlo le siguió. Pero los ingleses no tuvieron fortuna: Young enviaba al larguero y luego Buffon paraba el tiro de Cole. Diamanti dio el pase a semifinales a Italia. La opinión general es que lo merecía.