Lleva más de dos años refugiado en la embajada de Ecuador en Londres. Más de 700 días sin ver la luz solar y sin poder pisar suelo británico; un encierro que empieza a pasar factura a la salud de Julian Assange. «Saldré pronto», aseguraba este lunes desde una pequeña habitación habilitada como improvisada sala de presa en la sede diplomática ecuatoriana.