Naciones Unidas, IPS - Mientras intenta superar una seria falta de fondos, y atrapada entre numerosos conflictos regionales, la agencia humanitaria de la ONU para los refugiados palestinos ha anunciado que de todos modos abrirá las escuelas a tiempo para el medio millón de niños y niñas cuya educación depende de la comunidad internacional.
Una jornada para rendir homenaje a las personas que día a día arriesgan sus vidas para ayudar a los demás. Cada vez es mayor la necesidad del trabajo de esas personas que de forma solidaria ofrecen ayuda y esperanza a las víctimas de los conflictos provocados por el hombre y las catástrofes naturales que se multiplican en el mundo.
«Mi hijo ha quedado ciego y ha perdido la capacidad de hablar, su papá murió y sus tres hermanos están gravemente heridos. Todavía no le hemos contado que se quedó sin su padre», relata la madre de Mohamad Badran, de 7 años. Mohamad está en el hospital para recibir tratamiento por las heridas graves que le causaron los bombardeos de Israel sobre Gaza. «La única manera que tengo de comunicarme con él es abrazándolo», añade la madre.
Desde Washington condenan los ataques del ejército israelí sobre la población de la franja de Gaza. Pero por otro lado, no dejan de ofrecerle apoyo militar y venta de material para continuar la escalada que está matando a, cada vez, más palestinos civiles entre los que hay una mayoría de niños.
El año pasado, más de 50.000 palestinos huyeron de la violencia, el caos y la indigencia en Siria para refugiarse en Líbano. Una gran mayoría han terminado viviendo en la pobreza extrema, atrapados en la inseguridad crónica.
Muchos ni siquiera saben si podrán continuar viviendo en el país durante el año que se inicia, al ya que se les están negando las garantías de residencia legal.
Organizaciones de derechos humanos han presentado evidencias de que Grecia, Italia y Egipto están deteniendo y expulsando ilegalmente a refugiados sirios. Los informes han sido presentados por la organización alemana Pro Asyl, las italianas MEDU y Asociación para Estudios Legales sobre Migración (ASGI, por sus siglas en italiano), y la internacional Human Rights Watch (HRW).
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