La Comisión Europea y el Banco Central Europeo (BCE) avisan a España de que la mala situación económica hace vulnerable al sector bancario y piden a las entidades que mantengan o refuercen su nivel de capital. Es el cuarto informe de dos de las instituciones que componen la troika que ha servido para comprobar que España podía salir del rescate sin pedir ayuda adicional, aunque deben mantenerse las reformas y la vigilancia.
Mª Ángeles Fernández y J. Marcos
No hay tregua. Las noticias sobre el déficit, la deuda, la troika, el desempleo, las manifestaciones, las huelgas, las protestas, los recortes, las exportaciones, el PIB, los porcentajes y demás titulares se suceden sin parar en Portugal. El país vive inmerso en una vorágine de datos que un día lo ponen en la cuerda floja y al siguiente le dan un ligero respiro.
Los sindicatos griegos han convocado dos jornadas de movilizaciones y huelga en protesta por las medidas de austeridad impuestas por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internaciona.
Desde que en 2011 se puso en marcha en Portugal el programa de asistencia financiera de la troika el mercado de trabajo no solo no ha mejorado, sino que ha ido a peor. Muchos de los trabajadores más cualificados en especial los jóvenes han tenido que emigrar. Aunque las últimas previsiones del FMI señalan una cierta recuperación económica para 2014, debido a la exportación sobre todo, será demasiado débil para que se note en el empleo.
Cuando alguien le pregunta cuándo va a parar, responde que no está dispuesto a hacerlo. Porque Paulo Morais, otrora vice-presidente de la Cámara Municipal de Oporto (2002-2005), es hoy uno de los rostros portugueses más visibles en la lucha contra la corrupción.