Las armas pequeñas y ligeras no solo fomentan los actuales conflictos armados en Oriente Medio y África, sino que también se utilizan para la caza furtiva de la vida silvestre y la apropiación indebida de las riquezas minerales del planeta, según una nueva encuesta.
Maheshwar Basumatary, de 33 años, se ganó la vida durante más de cinco años matando animales salvajes en los bosques protegidos del Parque Nacional de Manas, una reserva de tigres y elefantes en la frontera entre India y Bután que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En 2005, Basumatary entregó su arma a la policía y desde entonces se dedica a cuidar cachorros de rinocerontes y leopardos abandonados.
Los líderes mundiales tienen esta semana una oportunidad para tomar medidas contundentes contra el tráfico de especies, en una cumbre internacional que comienza este miércoles en Londres en la que se discutirá esta creciente amenaza para la fauna salvaje. Para WWF, los gobiernos mundiales reunidos en Londres deben comprometerse a acabar de una vez por todas con el tráfico de especies.