Hace años los cubanos formularon una máxima para describir su relación laboral con el Estado: tú (el Estado) haces como que me pagas y yo (el ciudadano) hago como que trabajo. De esa forma tan sintética y precisa se resume la reciprocidad de los trabajadores con los salarios irrisorios, totalmente insuficientes, que reciben por su condición de obreros, técnicos y profesionales dependientes del principal empleador existente en el país, o sea, el Estado.
Cuando la parlamentaria ruandesa Veneranda Nyirahirwa era adolescente, no le permitían ir a la escuela secundaria por su condición étnica. Tras el genocidio perpetrado por el Estado en 1994, y tras asumir un nuevo gobierno, pudo cursar la educación secundaria. Entonces, ya tenía más de 20 años, pero aprovechó bien la oportunidad.
Markus Schröder ha viajado y vivido en diferentes países europeos, Argentina y EE UU, como estudiante y como profesional diplomado en Negocios Europeos. Fruto de todo ello, y su propia experiencia de llegar a un país extranjero con una maleta en cada mano para establecerse y construir una nueva vida, lanzó hace dos años en España Portal Alemania, donde acaba de publicar la guía «Vivir y Trabajar en Alemania»
El potencial que tiene el turismo para crecer de forma sostenible y crear empleo especialmente en las regiones con las tasas más altas de desempleo ha llevado a la UE a crear una estrategia que plante cara a los principales problemas que tiene el sector y que le impiden seguir creciendo.
Dice un refrán catalán, que «Barcelona és bona si la bossa sona» (Barcelona es buena si tienes dinero) pero un estudio realizado por la Comisión Europea demuestra que también es un ejemplo de integración de ciudadanos europeos de otros Estados miembros. Barcelona, Dublín, Hamburgo, Lille, Praga y Turín, todas incluidas en el informe, tienen en común su carácter cosmopolita y son un punto de atracción de muchas personas que buscan ciudades medianas pero con grandes prestaciones para desarrollar su trabajo.
La pérdida de productividad, las prestaciones sociales y los gastos de atención médica de los trabajadores le cuestan al Reino Unido 70.000 millones de euros, un 4,5% del PIB. Según un informe de la OCDE, el gobierno y los empresarios deben mejorar las políticas laborales y el sistema de salud, para ayudar a los trabajadores a superar sus problemas de salud mental y volver al trabajo.