«No podemos sucumbir ante el conservadurismo, ni ante la dictadura de lo instantáneo», afirma Vincent Peillon, ministro (francés) de Educación. Leo la frase en Le Monde (miércoles 13 de noviembre). Acabo de ver cartelitos en las puertas y escaparates de pequeños comercios del barrio de La Bastide (de Burdeos) que dicen: «Sacrifié, mais pas résigné». Se trata de una protesta de colectivos de trabajadores autónomos y de pequeños empresarios contra las subidas de impuestos.
Mucho se ha escrito sobre la arriesgada gestión de la deuda que colocó a Estados Unidos al borde de la bancarrota, pero la principal conclusión que se puede sacar de este episodio es la capacidad de un grupo de lunáticos de bloquear la democracia. A los parlamentarios del movimiento Tea Party, que obligaron al opositor Partido Republicano a una guerra sin cuartel, no les preocupa su reelección.