Moscú califica las sanciones de la UE de «destructivas y cortas de vista» y añade que Estados Unidos y Europa sufrirán. Las sanciones impuestas este martes por la UE son las más duras desde la guerra fría y según los presidentes de la Comisión y del Consejo son una advertencia enérgica por la «anexión ilegal de un territorio y la desestabilización deliberada de un país soberano vecino».
El 28 de julio de 1914 dio comienzo la Gran Guerra, un conflicto armado cuyo escenario principal fue Europa y que en aquel momento resultó ser el más sanguinario de la Historia de la Humanidad. El continente recuerda hoy a los aproximadamente 10 millones de fallecidos en la contienda. El actual orden mundial está estrechamente ligado a lo ocurrido entre 1914 y 1918.
La pregunta que se repite en la ONU es por qué China y Rusia no han puesto en marcha hasta ahora un borrador de resolución para que el Consejo de Seguridad condene los bombardeos aéreos de la población civil en Gaza, exija una zona de exclusión aérea y acuse a Israel de crímenes de guerra.
Aumenta la presión internacional para lograr un alto el fuego en la Franja de GazaCuatro días ha tardado el presidente ruso Vladimir Putin en dar su versión de lo ocurrido con el MH17. En una declaración grabada se ha comprometido a hacer todo lo que esté en su mano para que el conflicto armado en el este de Ucrania se resuelva de forma política. La declaración llega horas después de que Naciones Unidas haya aprobado una declaración pidiendo una investigación independiente, mientras se suceden las acusaciones de una posible destrucción de pruebas en la zona.
Las primeras instituciones comunes del BRICS son financieras y nacen como sucedáneo de las reformas en un sistema internacional donde persisten desequilibrios de poder, ignorando el nuevo peso de los países emergentes. Pero el Acuerdo de Reservas de Contingencia, el fondo monetario de los países del BRICS, también se creará sin equilibrar la composición de sus recursos, y eso podría repetir hegemonías corrosivas.
Hace unas pocas décadas, incluso antes del final de la Guerra Fría, antes y después del triunfo de Ronald Reagan, se sucedían periódicos análisis acerca de la decadencia de Estados Unidos. Otras veces, el turno del pesimismo le tocaba a Europa, sobre todo cuando no conseguía superar su ambivalencia ante la profundización del proceso de integración, especialmente por el fracaso de su proyecto constitucional.