El último estudio global realizado por la Encuesta Mundial de Valores sobre la solidez de la democracia en 2015, arroja datos sumamente preocupantes. No obstante, ha sido ampliamente ignorado, excepto por el diario estadounidense The New York Times, que publicó un informe especial.
La larga saga sobre Grecia aparentemente acabó: las instituciones europeas concedieron a Atenas un tercer rescate de 86.000 millones de euros que, junto con los dos anteriores, suma 240.000 millones de euros.
No cabe duda de que la gran mayoría de los ciudadanos europeos están convencidos de que este es un ejemplo de solidaridad y que, si Grecia no es ahora capaz de caminar por sus propios pies, la responsabilidad cabe exclusivamente a los ciudadanos griegos y a su gobierno.
Cincuenta años de Guerra Fría y el hecho que la canciller Angela Merkel creció en la entonces Alemania Oriental, posiblemente pueden explicar el curioso influjo político que Estados Unidos ejerce sobre Europa.
Después de una reunión bilateral entre Merkel y el presidente estadounidense, Barack Obama, durante la cumbre del Grupo de los Siete (G-7) países más ricos, en la localidad alemana de Elmau, el 7 y el 8 de este mes, se supo que hubo una solución de compromiso.
El Instituto para la Investigación Económica IFO ha publicado recientemente un informe sobre las proyecciones demográficas en Alemania, que confirma que su población está disminuyendo rápidamente. Alemania ha perdido 1,5 millones de habitantes desde el último censo de 2011 y se estima que descenderá de 82,5 millones en 2003 a 66 millones en 2060, cuando Gran Bretaña (si aún existirá como tal), será el país más poblado en la Unión Europea.
Es asombroso como cada semana se presentan acciones judiciales en varias partes del mundo contra el sector financiero por delitos e irregularidades,sin que se registre una reacción considerable por parte de la opinión pública.
Es sorprendente, porque esto pasa en medio de una crisis muy grave, con altos índices de desempleo, trabajo precario y un aumento sin precedentes de las desigualdades, lo que en buena medida puede atribuirse a las finanzas especulativas.
La derrota del Partido Laborista en las elecciones británicas del 7 de este mes es otra señal de la crisis a la que se enfrentan hoy las fuerzas de izquierda, al margen de la cuestión de cómo, bajo el sistema electoral británico, los laboristas que en realidad han obtenido más votos, han reducido su número de escaños en el nuevo Parlamento, 24 menos que los 256 de la anterior legislatura.