Los conflictos prolongados que afectan a 17 países han llevado a millones de personas a una grave situación de inseguridad alimentaria y obstaculizan los esfuerzos mundiales para erradicar la malnutrición.
Intereses nacionales egoístas amenazan la próxima cumbre de la Organización de las Naciones Unidas sobre migraciones, que reunirá a representantes de todos los países para diseñar una estrategia más humana y coordinada que haga frente a los grandes movimientos de refugiados y migrantes.
El Brexit – el referéndum por el cual el electorado de Gran Bretaña decidió abandonar la Unión Europea – no solo afectará al territorio británico, sino al resto de Europa y del mundo. Pero ningún país ha previsto esta posibilidad.
La rápida escalada de la tensión política entre la Unión Europea y Turquía, aunque silenciosa, ha dado un vuelco peligroso en las últimas semanas. ¿Será posible que Ankara lance una «bomba humana» contra Europa y abra sus fronteras permitiendo el paso de refugiados a Grecia y a otros países del bloque?
La crisis humanitaria es una bomba a punto de estallar con 130 millones de personas vulnerables a quienes les urge recibir asistencia y, sin embargo, los países poderosos, principales responsables de la coyuntura actual y que por lo mismo tienen posibilidades de cambiarla, siguen haciendo como que no escuchan ni ven las señales de alarma.
La Cumbre Humanitaria Mundial, que ha concluido este martes 24 en Estambul, no ha alcanzado su objetivo económico. A excepción de la canciller de Alemania, Angela Merkel, no participaron ninguno de los países más ricos o integrantes del Consejo de Seguridad de la ONU.
Los numerosos delegados de Medio Oriente que participaron en marzo de 2015 en una reunión en Amán para preparar la Cumbre Humanitaria Mundial, que tendrá lugar este mes en Estambul, seguramente se dieron cuenta de que su región era, y todavía es, «la madre de todas las crisis humanitarias».