El de Juan Goytisolo ha sido, posiblemente, uno de los discursos más breves que se recuerdan en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. Una alocución «a la llana y sin rodeos», como corresponde a un premio Cervantes poco amigo de los reconocimientos sociales, que a su llegada al acto reconocía un tanto abrumado, sentirse «como cuando Bárcenas llega al juzgado».
Después de meses trabajando en el convento de las Trinitarias, el equipo de forenses, historiadores y antropólogos ha anunciado que considera que unos restos que han hallado podrían ser los de Miguel de Cervantes, autor del Quijote. Pero como no han podido realizar pruebas de ADN no pueden asegurarlo con certeza absoluta.
Recibía la noticia en su casa de Marrakech, donde lleva viviendo más de una década, apenas unos minutos después de que el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, pronunciara su nombre en una rueda de prensa en Madrid. Autor de títulos como Señas de identidad o Campos de Nájera, su obra ya se vio reconocida en 2008 con el Premio Nacional de las Letras.
A lo largo de los años cincuenta sucedieron en la literatura española acontecimientos significativos que permiten establecer los límites de una nueva situación de nuestra narrativa. En 1951 se había publicado «La colmena» de Camilo José Cela (aunque no en España, a causa de la censura) y en 1954 aparecen, simultáneamente, «El fulgor y la sangre» de Ignacio Aldecoa, «Los bravos», de Jesús Fernández Santos, «Pequeño teatro» de Ana María Matute y «Juegos de manos», de Juan Goytisolo.
El Cervantes premia la obra de Juan GoytisoloAna María Matute, novelista reconocida con el Premio Cervantes en 2010 y miembro de la Real Academia Española ha fallecido esta mañana en Barcelona a los 88 años de edad. Una de las principales figuras de la narrativa del siglo XX que supo mezclar en sus relatos los aspectos políticos, sociales y morales de la posguerra española a la perfección.
Cumplir 82 años, mantenerse joven y con lucidez puede ser una tónica de estos tiempos. Pero si además agregamos: ser una mujer feliz y comprometida, haber dado al mundo obras humanas y artísticas de inestimable valor y mirar el futuro como un apasionante camino... eso no es nada habitual. Es poseer el «preciado tesoro de la vitalidad». Y esto resume la esencia de Elena Poniatowska, «Premio Cervantes 2013», que hoy cumple 82 años.
Es la primera vez que el máximo premio de las letras españolas recae en una mexicana y la cuarta vez que se lo lleva una mujer. Elena Poniatowska, nacida en París, de padre polaco pero «chingona» hasta el tuétano es un testigo vivo del México actual, una tierra salvaje devorada por el neoliberalismo y la pobreza.