La Organización Mundial de la Salud asegura que «la violencia es una enfermedad que se puede prevenir» y que los seres humanos no nacemos violentos, sino que vivimos en culturas de violencia. Esto se puede cambiar mediante la pacificación no violenta, la búsqueda de una 'paz justa' y el cuidado de las culturas pacíficas.
El premio Nobel de la Paz está a punto de ceder ante sus críticos. Olav Njolstad, el nuevo secretario del comité que otorga la distinción, anunció que «se avecinan cambios» en el proceso de selección de los ganadores. Pero esos cambios «no serán drásticos», precisó por lo que es improbable que reflejen la reforma integral que exige The Nobel Peace Prize Watch, una organización sin fines de lucro que se opone al militarismo internacional.
«Ahora nos toca seguir luchando contra el odio todos los días», nos dice Robert Bandinter, quien fuera histórico ministro de Justicia y principal impulsor de la supresión de la pena de muerte en Francia (en 1981). Se ha parado a hablar con mi grupo de periodistas-manifestantes, que hemos empezado juntos la jornada, hacia el mediodía, entre el Sena y la estación de Austerlitz. Le doy las gracias a Badinter por su defensa de las libertades, por haber dicho que las víctimas de Charlie Hebdo son «héroes de la libertad».
En los últimos años, Japón se ha encontrado en un entorno de seguridad con rápidos cambios. La balanza del poder mundial se ha desplazado y han surgido diversas amenazas en la región, como el desarrollo de armas de destrucción masiva y de sofisticados sistemas de misiles balísticos.
Frente al aumento de la violencia sexual en zonas de guerra, la ONU comenzó a designar a mujeres a cargo de algunas de las misiones de paz más importantes, además de crear la figura de la «asesora de género» como segunda línea defensiva.
El entorno de Vladimir Putin tiene claro que el presidente ruso ha sido el Gran Protagonista de 2013 y merece el Premio Nobel de la Paz. Consideran que Putin ha ejercido un ejemplar papel pacificador en zonas de conflicto, destacando su labor en Siria. Eso sí, de los derechos de los homosexuales y de la libertad de expresión ni palabra.