«Europa acaba en los Pirineos», no era sólo una frase, reflejaba el aislamiento que vivía la España de Franco. La llegada de Adolfo Suárez al gobierno español, comenzó a cambiar -lentamente- esa imagen. Suárez fue recibido con cierto recelo por los gobiernos europeos que, en un principio, temían que su pasado en el régimen franquista pudiera frenar la modernización del país y su participación en la vida política europea. Tras las primeras dudas, la Comunidad Económica Europea (CEE), decidió que una manera de apoyar el proceso democrático español era apoyar al gobierno de Suárez.
Los gobiernos europeos destacan el papel histórico de Suárez
Los brillantes ojos azules de Peter O'Toole se han apagado para siempre. Más conocido por su papel de Lawrence de Arabia y el robo del millón de dólares, O'Toole ha muerto a los 81 años. El actor irlandés dió sus primeros pasos como actor de teatro interpretando papeles de Shakespeare, posteriormente debutó en 1954 en la televisión y 5 años después dió el salto al cine.
La muerte de Mandela, como recordaba él mismo hace apenas unos meses, «es algo inevitable»; lo que no quita que el mundo estuviera preparado para ello. Madiba, Mandela, el héroe negro, era la figura viva que mantenía unos ideales, unos valores y unos principios que, con su muerte, tenemos la obligación moral de perpetuar y defender.
«Un hombre que le arrebata la libertad a otro es un prisionero del odio, está encerrado tras los barrotes del prejuicio y de la estrechez mental»
Mientras el mundo llora la muerte de quien fue mucho más que el primer presidente democráticamente elegido de Sudáfrica, Nelson Mandela, su amigo e incondicional aliado político Tokoyo Sexwale sostiene que no es tan sencillo honrar su legado.
22 de noviembre de 1963. A las 12.30 del mediodía en los Estados Unidos, cuando el presidente John Fitgerald Kennedy saludaba desde la limusina descapotable a la multitud que se apiñaba a ambos lados de la plaza Dealey de la ciudad texana de Dallas, se oyeron tres disparos supuestamente procedentes del último piso del Texas Book Depository, un edificio cercano, que alcanzaron certeramente la cabeza del presidente, acabando con su vida.