Según un informe del Corporate Europe Observatory (CEO), dos tercios del personal que trabaja en el análisis de cuatro sustancias controvertidas, tienen al menos un nexo directo o indirecto con alguna empresa química; la mayoría tiene más de un conflicto de interés. Entre las sustancias estudiadas, se encuentran los parabenos, que pueden alterar el aparato endocrino y el dióxido de titanio, que causa mutaciones del ADN; todas esas sustancias pueden encontrarse fácilmente en el mercado en forma de desodorantes, dentífricos, lociones corporales o cosméticos.
América Latina no se toma en serio el acuerdo para limitar las emisiones de mercurio: el peligroso metal sigue suelto en la explotación artesanal de oro y de combustibles fósiles y es objeto de contrabando.
La Unión Europea prohibió la exportación de mercurio en 2011, y Estados Unidos lo hizo en 2013, lo que disparó el comercio dentro de América Latina.