«Si la comunidad internacional no actúa ya, la guerra contra los niños en Gaza pesará sobre nuestras conciencias para siempre», ha afirmado David Hassell, activista de Save The Children. La media de niños palestinos muertos en Gaza en los dos últimos días es de uno cada hora, por ello la organización ha solicitado a la comunidad internacional una «respuesta inequívoca para detener este derramamiento de sangre».
Los 15 días de bombardeos a los que Israel ha sometido ya al norte de Gaza han obligado a miles de civiles a huir de sus hogares y a buscar refugio en las escuelas gestionadas por la Agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA). Entre los más afectados los niños y niñas, que viven con miedo y en peligro constante.
La búsqueda de las niñas y adolescentes secuestradas en Nigeria por el grupo islamista extremista Boko Haram está en peligro tras una serie de desencuentros entre funcionarios del gobierno, el más reciente de los cuales fue un enfrentamiento público entre el presidente y el jefe de las fuerzas armadas.
El Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso y el comisario de Desarrollo, Andris Piebalgs han firmado una «carta abierta» para pedir mayor compromiso con la educación en el mundo, especialmente la de las niñas. La carta está firmada, asimismo por la primera ministra de Dinamarca, Helle Throning-Schmidt; la primera ministra de Noruega, Erna Solberg; la Jefa de la Alianza Mundial para la Educación y ex-primera ministra de Australia, Julia Gillard.
Cerca de la localidad de Tuam, al oeste de Irlanda, junto a un antiguo convento que acogía a madres solteras, se han encontrado 800 cadáveres de niños, la mayoría bebés. La fosa común se descubrió en 1975 pero se ha mantenido en secreto hasta ahora. Varias organizaciones de derechos humanos y partidos políticos piden al gobierno irlandés que investigue lo que ocurrió en ese centro entre 1925 y 1961.
Por Julitta Onabanjo, Benoit Kalasa, y Mohamed Abdel-Ahad
Clarisse, con 17 años, ya tiene dos hijos y viven junto a su marido y sus otras esposas en la zona rural en el sur de Chad. Hace tres años, vio como su mamá y sus hermanas preparaban comida para un día de fiesta. Al principio celebró como todo el mundo sin darse cuenta de que se trataba de su propia boda. Cuando se dio cuenta se puso frenética.