Unos encapuchados han matado, al menos, a doce personas y herido a unas veinte, algunas de ellas de gravedad, en la sede del semanario satírico Charlie Hebdo. Los terroristas que iban armados con fusiles Kalashnikov, irrumpieron en la redacción buscando al director de la publicación al grito de «Alá es grande». Es uno de los atentados más graves de la historia de Francia.
El día que cumplió 50 años, Victoria pidió a sus amigos que se dejaran de bombones y flores y le regalaran una fotografía. Ahora, en la pared de un rincón de su casa tiene expuesta toda una galería de personas a las que quiere: marcos que encierran retratos de medio cuerpo, cabezas fijas de fotomatón, imágenes de grupo, incluso algún fotomontaje...
Nueve de cada 10 casos de reporteros asesinados quedan impunes, según el último informe del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ). La autora del informe, Elisabeth Witchel, afirma que «la impunidad se ha convertido en una de las mayores amenazas para la seguridad de los periodistas. Cuando un reportero es asesinado y no hay un procesamiento, se abre la puerta a nuevos ataques».
En 1980, tuve un debate en las Naciones Unidas con el fallecido Stan Swinton, cuando era el muy brillante y poderoso director de Associated Press (AP). En un momento dado, proporcioné algunas cifras, que habían cambiado lentamente a causa de la parcialidad occidental en los medios de comunicación.
Un gran amigo, de los mejores, que es además un lector múltiple y de calidad, se extraña de que no publique en varios días. Le respondo que estuve ocupado en otros asuntos, algunos familiares. También en actividades relacionadas con la defensa de la pluralidad periodística y en campañas de defensa de los medios audiovisuales públicos, así como de los pequeños medios cooperativos y comunitarios.