Aunque parece que ha dado marcha atrás, el primer ministro húngaro Viktor Orbán, ha encendido esta semana todas las alarmas en la Unión Europea, cuando sugirió este miércoles la posibilidad de reinstaurar en Hungría la pena de muerte. La contestación del presidente de la Comisión fue inmediata:»si lo hiciera, habría una lucha».
Hace menos de dos años, conocí en Budapest a Balázs Nagy Navarro, quien hasta su despido fue jefe de información internacional en la radiotelevisión pública de Hungría (MTVA). Desde hace casi 900 días, Nagy y otros colegas mantienen una protesta frente a la sede de la MTVA.
Aquel despido, como otros centenares, tuvieron que ver con protestas por las manipulaciones informativas propiciadas por FIDESZ, el partido derechista del primer ministro Viktor Orban (quien acaba de renovar su mayoría parlamentaria), también con las críticas a las reformas constitucionales autoritarias impuestas por Orban.