Lo que durante mucho tiempo ha permanecido recogido, anónimo y sin noticias extraordinarias, merece en un «santo día», adquirir el brillo puntual de la popularidad. Y ésto es lo que ha pasado hace unos meses, en Bricco Marmoritto de Portacomaro Stazione, una población piamontesa llena de sosiego, trabajo y autenticidad.
Comienza la clásica movida italiana, el caos habitual, el consabido todos contra todos sin tabúes. Entre la escenificación y las reformas del nuevo estilo de Renzi, las amenazas y consignas populistas de Beppe Grillo y el incombustible Berlusconi. A 20 días de las votaciones el resultado parece algo confuso aunque lo mejor es analizar las últimas encuestas.
Como el «cambio valiente» de un gobierno que «devuelve a los italianos el dinero que les corresponde» define el primer ministro italiano Matteo Renzi el decreto que acaba de aprobar su ejecutivo. Reducirá el impuesto sobre la renta a 10 millones de trabajadores que ganan un salario por debajo de los 25.000 euros al año, que verán aumentar su sueldo en unos 80 euros al mes.
Llevan poco tiempo en el poder, Manuel Valls, solo una semana, pero han tenido tiempo de anunciar recortes y ahora se enfrentan a sus primeras manifestaciones contra sus medidas de austeridad. La concentración de Roma, ha acabado en graves disturbios. La primera manifestación contra las medidas de austeridad anunciadas por el primer ministro italiano, Matteo Renzi, ha violentos enfrentamientos entre manifestantes y policías en la plaza Venetto.
El buen tiempo de esta semana y un mar en calma ha hecho que miles de personas se hayan echado al mar en África para intentar llegar a Europa. La armada italiana ha rescatado a más de 4.000 personas que viajaban en barcos abarrotados desde Libia a Sicilia.
El robo del fragmento de un fresco representando a los dioses Apolo y Artemisa de la ciudad romana de Pompeya ha indignado a los italianos que achacan la acción al abandono y falta de seguridad de uno de sus mayores tesoros arqueológicos. El fragmento de unos 20 centímetros de diámetro fue arrancado con un cincel.
«Caminamos dentro de un espacio en el que podemos dar 128 pasos a lo largo y siete y medio a lo ancho. Este es el camino que nos han marcado: dos metros de rejas y, sobre ellas, dos metros de acrílico. Somos como canarios dentro de una jaula», dice el africano Ahmed, quien vive en Italia desde hace 22 años.