Sigue la trágica avalancha inmigratoria a territorio europeo en el mar Mediterráneo. Siguen las muertes. Siguen los enterramientos de hombres, mujeres, niños. Sigue la dispersión de sus cadáveres en ataúdes rebasando las dimensiones reducidas de Lampedusa, derramándose por Sicilia.
Y siguen cientos de seres humanos engullidos en las entrañas del «Mare Nostrum». Es un curioso nombre romano para un espacio que se resiste a ser dominado desde el corazón de Europa.La Comisión contra el racismo del Consejo de Europa ha pedido a los gobiernos europeos que refuercen la lucha contra la intolerancia y el racismo. Los miembros de la comisión han mostrado su preocupación por el auge de partidos xenófobos en Europa.
Detrás del sistemático ataque del Partido Republicano, impulsado por los ultraderechistas del Tea Party, contra la reforma sanitaria del presidente Barack Obama reside la percibida amenaza de la inmigración sobre la imaginada y mítica esencia nacional de Estados Unidos.
Ante la contumaz atracción del país en el resto del planeta poco pueden hacer medidas restrictivas para disuadir la inmigración. Lo más que se puede intentar es su canalización y subsecuente legalización.«Venga a contar los muertos conmigo», le decía en un telegrama la alcaldesa de Lampedusa al primer ministro Enrico Letta. Todavía quedan muchos cuerpos por contar. Hasta ahora se han rescatado vivas unas 150 personas, se han recuperado del mar unos 130 cuerpos y se teme que el balance final de muertos llegue a los 300. Es la mayor tragedia sucedida a inmigrantes en los últimos diez años. El Mediterráneo se está convirtiendo en un mar de muerte.
Más inmigrantes mueren tratando de llegar a EuropaUnas 150 personas han muerto y otras 100 están desaparecidas, tras el naufragio de la barcaza en la que trataban de llegar a la isla italiana de Lampedusa. Entre los muertos hay al menos cuatro niños y varias mujeres, la policía busca en el mar a los desaparecidos. En el barco viajaban unas 500 personas.
El viceprimer ministro italiano, Angelino Alfano, ha dicho que «es un drama europeo no solo italiano» y ha hecho un llamamiento a la UE para que ayude a su país «ante estos dramas humanos».
Discapacidad, género, inmigración, homosexualidad, o minorías, son temas a menudo silenciados en los medios de comunicación. Aunque constituyen un alto porcentaje de nuestra población, sus demandas, sus necesidades, su voz, no ocupan más de treinta segundos en un boletín informativo o una sutil referencia cuando se celebra el día internacional de según que colectivo. Sólo en Reino Unido, a pesar de que el colectivo homosexual representa un seis por ciento de la población, se estima que su reflejo en los medios de comunicación no supera el uno por ciento.