Inundaciones generalizadas, prolongadas olas de calor y una elevación lenta pero implacable de los mares, son algunas de las calamidades que, según muchos científicos, acarreará el cambio climático, dejando sin salida a los ya más vulnerables. Cuando se desencadena un desastre natural, a veces las poblaciones no tienen más opción que abandonar las áreas afectadas. Para algunas personas, no existe esta alternativa.
La zona central de Europa central ha registrado en las últimas semanas graves inundaciones que han afectado especialmente a Francia, Suecia, Dinamarca, Croacia y Rumanía. En el Mediterráneo francés las tormentas se han cobrado la vida de cuatro personas (dos de ellas permanecen todavía desaparecidas).
Las islas y los glaciares son el termómetro del cambio climático. Miles de islas pueden desaparecer si el nivel de los mares aumenta a causa del deshielo de los casquetes polares. Hay países que pueden desaparecer. Es la preocupación que viven los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo. Por eso la ONU ha declarado al 2014 como «Año Internacional de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo», y hoy empieza la Conferencia Internacional en Samoa, uno de los países que más teme acabar engullido por el océano.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha integrado el centro de Las Palmas de Gran Canaria, a su rede de bases de respuesta humanitaria de la ONU (UNHRD). Es el segundo centro de estas características que este organismo tiene en Europa, situado en la ciudad italiana de Brindisi, y se une a los que ya están en marcha en Accra (Ghana), Dubai (Emiratos Árabes Unidos), Panamá y Malasia. Estos depósitos son almacenes de productos básicos para poder actuar en menos de 48 horas en casos de urgencia humanitaria. La última vez que lo han hecho ha sido durante las inundaciones de los Balcanes.
El Comité de las Regiones apuesta por incrementar la resiliencia tanto de las administraciones locales como de los ciudadanos, para hacer frente a los desastres imprevistos. Por ello consideran que si se empieza a actuar ahora se ahorrarán costes y vidas en el futuro. Las inundaciones en el Reino Unido, Centroeuropa y los Balcanes del último año demuestran que es necesario avanzarse a las catástrofes naturales. El CdR quiere contar con el apoyo de la Comisión y la colaboración de las aseguradoras privadas para promover estas políticas preventivas o de actuación urgente, una vez sucedido el desastre.
La región de los Balcanes vive una de las peores primaveras de su historia, después de que 47 personas murieran en las inundaciones más graves en 120 años y que decenas de miles de bosnios, croatas y serbios fueran evacuados de sus casas.
Aunque las lluvias dieron una tregua el domingo, Serbia y Bosnia-Herzegovina siguen en estado de máxima alerta. La principal amenaza ahora son los corrimientos de tierra, que además de agravar los daños, podrían sacar a la superficie algunas de las más de 120.000 antiguas minas antipersona ocultas bajo tierra. La vuelta de las aguas a su cauce está dejando tras de sí ciudades devastadas y cubiertas de lodo.