Grecia
Yanos Papantoniou

Cabe preguntarse si los problemas de Grecia destruirán la unión monetaria europea o revelarán la forma en que puede salvarse. El último y polémico acuerdo de rescate (que algunos compararon con el Tratado de Versalles de 1919, en el que Grecia ocuparía el lugar de la Alemania de entonces) es el último giro de la saga existencial de la eurozona.

El Consejo de Expertos Económicos del gobierno alemán presentó el 27 de julio un informe a la canciller Angela Merkel, con una serie de recomendaciones sobre cómo un país débil puede salir de la zona euro. El informe propone básicamente fortalecer la Unión Monetaria Europea.

Carteles de OXI (NO) en la sesión plenaria del Parlamento Europeo

Un gobierno griego obligado a doblegarse hasta lo imposible, un referendum ignorado, la complicidad francogermana herida, la diplomacia por el compromiso europeo reemplazada por ultimatums, el euro en el limbo, grandes zonas de Europa contagiadas por el resentimiento y el temor a los alemanes, y 83.000 millones más de euros malgastados en un paquete de rescate condenado al fracaso. No es exactamente como se supone que deben funcionar las políticas de éxito.

Mesa redonda con Alexis Sipras, Angela Merkel, François Hollande y Donald Tusk, entre otros

No hay duda de que los acuerdos alcanzados este mes acerca de la crisis griega y el programa nuclear iraní son logros importantes, pero se ha tendido a compararlos de manera hiperbólica, impidiendo un debate racional sobre sus implicaciones para Europa, Oriente Próximo y sus perspectivas para la diplomacia internacional.

Una moneda de euro sobre billetes nacionales

La de la Unión Monetaria Europea nunca fue una buena idea. Recuerdo mi sorpresa cuando, siendo un joven profesor ayudante, comprendí que me oponía al Tratado de Maastricht. Consideraba entonces –y sigo haciéndolo– que la integración europea era algo muy positivo, pero la economía de libro de texto con el que entonces se enseñaba mostraba lo perjudicial que podría ser la UME, a falta de una unión política y fiscal europea.

Jezabel Martínez Fábregas

Cuando hacía apenas una semana desde que Atenas estalló de fervor por la victoria del No en el referéndum por el que Syriza preguntaba a la población si quería seguir las imposiciones de Europa para acceder al tercer rescate, el eurogrupo ya había rehecho sus filas y se preparaba para el contraataque.

Corina_Cretu_y_Valdis_Dombrovskis en rueda de prensa

Mientras que en el Parlamento griego se debate la posibilidad de un tercer rescate con sus correspondientes exigencias de austeridad y los ciudadanos se manifiestan en la calle, Bruselas propone un crédito puente de 7.000 millones de euros para cubrir las deudas más inmediatas de Grecia con el BCE y el FMI.