Tras meses de rumores, los problemas económicos de Rusia han pasado a acaparar los titulares mundiales, tras el derrumbe de su moneda a mediados de diciembre. La caída de los precios del petróleo hizo que el rublo descendiera a valores mínimos históricos y haya provocado la crisis económica rusa más grave desde finales de los años 90.
Para los economistas ya no caben eufemismos. Rusia se asoma al abismo de una recesión económica que podría durar años. Lastrada por la caída del precio del petróleo y por las sanciones económicas impuestas por Occidente, la sociedad rusa podría enfrentarse en 2015 a una caída del PIB de más del 2%.
El culebrón en el que se está convirtiendo el convoy humanitario ruso al que Kiev y los países occidentales temen que sirva de tapadera a ocultos intereses, sigue sin desenlace. Las conversaciones del pasado fin de semana en Berlín entre los responsables de Exteriores ucraniano, ruso, alemán y francés, aunque no han sido del todo fructíferas, han logrado desbloquear algo la situación del convoy aparcado en la frontera entre Rusia y Ucrania.
Minutos antes de que Vladimir Putin compareciese para expresar el apoyo ruso al resultado del referéndum celebrado en Crimea, el presidente del Parlamento de Transnistria Mijaíl Burla envió a su homólogo en la Duma de Moscú una solicitud de adhesión a la Federación Rusa. Transnistria es un territorio separatista de la República de Moldavia famoso por ser un agujero negro donde prolifera la trata de blanca, drogas y armas