Erradicar el hambre de forma sostenible para 2030 requerirá unos 267 000 millones de dólares anuales en inversiones en zonas rurales y urbanas y en protección social, de manera que los pobres tengan acceso a alimentos y puedan mejorar sus medios de vida, según un nuevo informe de la ONU.
Eran las cinco de la tarde y Buba Badjie, un capitán de barco, acababa de traer su pesca a la orilla. Había pasado 12 horas en el mar frente a Bakau, una importante zona pesquera en Gambia. Las bandejas en el fondo del barco de madera ofrecían bongas (ethmalosa fimbriata) y bagres a las decenas de mujeres que querían comprar pescado.
La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) destacó hoy la necesidad de asegurar la provisión de flujos financieros que salvaguarden los servicios que los bosques mediterráneos prestan a la sociedad.
Éstos van desde la protección del suelo y la provisión de agua y alimentos, a la preservación de la biodiversidad y el paisaje, crucial para el sector terciario en la región.Las paradojas de la nutrición no se terminan con los 805 millones de personas que cada día se van a dormir con hambre mientras se derrocha un tercio de la producción mundial de alimentos, nada menos que 1 300 millones de toneladas al año. También hay 2 000 millones de individuos con deficiencias de micronutrientes, mientras que 500 millones son obesos.
La FAO calcula que el mundo desperdicia 1.300 millones de toneladas de alimentos cada año, mientras que 805 millones de personas experimentan desnutrición crónica o hambre. Ren Wang, , ha anunciado esas cifras en el XI Foro Internacional para Medios sobre la Protección de la Naturaleza, y agregado que «necesitamos un cambio transformador de nuestras políticas alimentarias y agrícolas para tener sostenibilidad».
Los gobiernos europeos deben ayudar a combatir el hambre y la desnutrición a nivel global, ya que de no hacerlo aumentarán los flujos migratorios y se avivarán los conflictos, ha afirmado el director general de la FAO, José Graziano da Silva, en la reunión informal de ministros de Agricultura de la Unión Europea en Milán.
«Es hora de un nuevo modelo agrícola que asegure la producción de suficiente comida de calidad donde más se necesite, que conserve la naturaleza y que preste servicios al ecosistema de relevancia local y mundial». En pocas palabras, es la hora de la agroecología, ha dicho Pablo Tittonell, en el Simposio Internacional de Agroecología de la FAO
El cambio climático exige nuevos enfoques de los sistemas alimentarios