Ha transcurrido ya casi medio año desde que el BCE declaró su intención de comprar alrededor de 1,1 millón de millones de euros en bonos de la eurozona. Cuando se anunció por primera vez el denominado «programa ampliado de compra de activos» en el mes de enero, el BCE enfatizó que sólo se estaba expandiendo un programa ya existente, en virtud del cual la institución había estado comprando cantidades modestas de bonos del sector privado, para cubrir títulos-valores gubernamentales. Sin embargo, esta pretensión de continuidad fue sólo eso: una pretensión.
El mundo desarrollado parece que poco a poco se dirige hacia el interés cero. Estados Unidos, Reino Unido, Japón y la eurozona llevan varios años manteniendo en cero las tasas de interés según marcan sus bancos centrales, pero la percepción de que ese nivel fuese una aberración temporal ha hecho que las tasas a medio y largo plazo se hayan mantenido altas. Sin embargo, esta situación puede estar cambiando, especialmente en la eurozona.