Ni Estados Unidos ni la Unión Europea reconocen el resultado del referéndum de Crimea. Ambos lo consideran ilegal e ilegítimo. El 95,5 por ciento de los electores crimeos ha votado a favor de la unificación con Rusia, según los datos preliminares difundidos por la Comisión Electoral y recogidos por medios rusos. La UE estudiará hoy las primeras sanciones.
Crimea afronta una ola de abusos a los derechos humanos, con secuestros de periodistas y activistas, acoso a minorías no rusas y persecuciones de todo aquel que se considere simpatizante del proeuropeo gobierno de Ucrania. Organizaciones de la sociedad civil advierten de que esa región autónoma ucraniana, ahora bajo control de facto de los militares rusos, está viviendo una escalada de violencia y represión previa al referendo de este domingo 16, en el que se decidirá su futuro.
Los veintiocho están preparando las medidas que van a tomar contra Rusia si persiste en no retirarse de la península Ucraniana de Crimea. Son restricciones de viaje y la congelación de los activos de responsables de violar la soberanía de Ucrania. El G-7 ha emitido un comunicado en el que hace un llamamiento a la Federación rusa para que cese en su intento de forzar la situación de Crimea.
La crisis en Crimea obliga a Turquía a un delicado equilibrio: se siente responsable de la minoría tártara, pero no desea que eso afecte a sus relaciones económicas con Rusia. Ankara tiene muchas razones para interesarse por Crimea: la región formó parte del Imperio Otomano, y los turcos tienen estrechas conexiones culturales con los tártaros crimeos, que representan alrededor del 15 por ciento de la población de la península.