Setenta y tres países han respaldado formalmente este lunes la fijación de un precio internacional a las emisiones de dióxido de carbono, entre ellos China, Rusia y la Unión Europea, con las importantes ausencias de Estados Unidos e India. En conjunto, estos países representan más de la mitad de todas las emisiones de gases de efecto invernadero.
«La gente se unió para decirle a los políticos que se terminó la forma en que usábamos la energía y el medioambiente en los siglos XIX y XX», dice Radek Gawlik, uno de los ecologistas más conocidos de Polonia. «Ya pasó la época de la quema de carbón, y cuanto antes lo entendamos, mejor para nosotros».
Las iglesias en pie de guerra contra la minería a cielo abierto en EuropaJohannes Kapelle toca el órgano en la iglesia protestante de Proschim desde que tenía 14 años. Ahora, a los 78 años, participa activamente en la comunidad, genera su propia energía solar y crió a tres hijos con su esposa en la granja familiar, en el pueblo de 360 habitantes de esta región de Alemania.
Pero la iglesia, su granja, el bosque que quiere entrañablemente y el pueblo entero corren peligro de desaparecer para abrir paso a la expansión de las minas de lignito de la empresa de energía sueca Vattenfall.
La Unión Europea (UE) importa más de la mitad de la energía que consume, lo que la convierte en vulnerable ante suministradores energéticos externos como Rusia. La Comisión Europea presentó un plan para reducir esta dependencia, plan que esta semana debatió la comisión parlamentaria de Industria, Investigación y Energía.
La propuesta de paz que el presidente japonés de la organización budista Soka Gakkai Internacional (SGI), Daisaku Ikeda, realizara este año elevó mi atención de las noticias del día hacia inquietudes a largo plazo por una sociedad humana más pacífica, equitativa y sostenible que asegure nuestro futuro común.