De vez en cuando, los que han sido –o son aún- medios de referencia pierden la cordura. Es el caso del diario Le Monde en su editorial fechado el martes 24 de noviembre. Para criticar los fallos que ha podido haber en la investigación de los atentados de París, Le Monde culpa a Bélgica. Lo señala como un país «en el que se produce una ausencia regular del poder y de sus siete parlamentos» (mirada jacobina donde las haya).
La Comisión Europea ha abierto una investigación al sistema fiscal belga y a su exención sobre «beneficios excesivos» que duda «sea conforme con las reglas de la UE en materia de ayudas de Estado». Esta norma fiscal permite que las multinacionales reduzcan considerablemente su impuesto de sociedades.
Bélgica podría cerrar dos de sus reactores nucleares definitivamente debido a las numerosas grietas encontradas en sus tanques principales, uno de los cuales tiene más de 30 años de antigüedad. Ante este cierre, el potencial nuclear del país se vería rebajado a menos de la mitad. La Agencia de Seguridad Nuclear de Bélgica considera que este grave problema se debe a un fallo de fabricación y, por esa razón, ha pedido el cierre también de otros 20 reactores fabricados por la misma empresa, entre ellos: Garoña y Cofrentes, en España.
Bélgica es hoy el primer país en el mundo que admite la eutanasia para menores con enfermedad terminal sin marcar una edad límite. La polémica ha dividido a la opinión pública y a los partidos políticos en un país donde la eutanasia aplicada en adultos es legal desde 2002. En Holanda es legal pero para niños mayores de 12 años.
Las expulsiones de ciudadanos europeos aumentan en Bélgica que invita a marcharse a aquellos que juzga son una carga excesiva para su sistema social por no contar con un contrato de trabajo y no poder establecerse como autónomo, no tener derecho a cobrar el paro, o haber dejado de ser estudiante.
La policía belga está analizando el contenido de una carta enviada al diario «La Dernère Heure» en la que se amenaza de secuestro a la princesa Isabel, hija de los reyes Felipe y Matilde y heredera de la corona. La carta escrita en francés y alemán, culpa también a los inmigrantes de los gastos públicos en Bélgica.