Cuando Wolfgang Schäuble, ministro de Hacienda de Alemania, planteó recientemente la opción de una salida de Grecia del euro, quería señalar que ningún miembro podía abstenerse de las disciplinas estrictas de la unión monetaria. En realidad, su iniciativa desencadenó un debate mucho más amplio sobre los principios que sustentan el euro, su gestión idónea y la propia lógica de su existencia.
El pueblo griego debe tomar este domingo una decisión trascendental, aunque me temo que este referendum no resolverá el problema, sea cual sea el resultado. Lo que sí está claro es que habrá dos víctimas: la propia Grecia y la integración europea. Permítanme que me explique.
Alexis Tsipras, ha planteado esta noche que sean los griegos los que decidan si quieren aceptar las condiciones de la antes llamada troika o sobrevivir a lo que pueda venir. «Grecia, cuna de la democracia, debe enviar un mensaje rotundo», ha dicho el presidente griego al anunciar el referéndum, ha añadido que se compromete a «respetar el resultado sea el que sea.»
Cuando decimos realidad nos referimos al día a día de la casa o del negocio de cada uno. Hay que ir con cautela, pero poco a poco, la concesión de créditos al consumo va aumentando y eso es bueno para el consumidor que tiene más ofertas y en mejores condiciones.
Ha transcurrido ya casi medio año desde que el BCE declaró su intención de comprar alrededor de 1,1 millón de millones de euros en bonos de la eurozona. Cuando se anunció por primera vez el denominado «programa ampliado de compra de activos» en el mes de enero, el BCE enfatizó que sólo se estaba expandiendo un programa ya existente, en virtud del cual la institución había estado comprando cantidades modestas de bonos del sector privado, para cubrir títulos-valores gubernamentales. Sin embargo, esta pretensión de continuidad fue sólo eso: una pretensión.
Los temas elegidos por el Banco Central Europeo para su foro anual en Sintra, Portugal, a fines de mayo no fueron la deflación, la expansión cuantitativa ni la estabilidad financiera, sino el desempleo, la productividad y las reformas en favor del crecimiento. El presidente del BCE, Mario Draghi, explicó el porqué en su discurso inaugural: la zona del euro carece tanto de impulso para el crecimiento como de capacidad de recuperación frente a los choques negativos.
Quedan tres días para que los ministros de economía y finanzas de la Eurozona se reúnan con Grecia como tema principal sobre el tapete. El ministro griego de finanzas, Yanis Varoufakis, ha dicho que Atenas y los acreedores internacionales deberían llegar a un acuerdo en los próximos días o semanas, al tiempo que ha recomendado a Alemania que asuma que el programa de rescate ha «fracasado».