Los líderes de los cinco países que integran el grupo del BRICS tendrán su cumbre anual entre el 8 y 10 de este mes, en la ciudad rusa de Ufa, y seguramente la crisis económica en la Unión Europea y la situación de seguridad en Medio Oriente dominen su agenda.
El Banco Mundial ha dado un paso poco común pero de alto perfil al distanciarse de la economía tradicional para persuadir a los responsables políticos de que incidan en la investigación de la conducta humana cuando elaboren sus planes y proyectos. Este enfoque ayudaría a comprender las formas en que las costumbres, los prejuicios y los impulsos colectivos repercuten en la salud, la educación o el ahorro personal, entre otros ejemplos.
Setenta y tres países han respaldado formalmente este lunes la fijación de un precio internacional a las emisiones de dióxido de carbono, entre ellos China, Rusia y la Unión Europea, con las importantes ausencias de Estados Unidos e India. En conjunto, estos países representan más de la mitad de todas las emisiones de gases de efecto invernadero.
Un importante comité de la junta directiva del Banco Mundial ha rechazado las solicitudes para modificar un borrador de declaración política que, según un centenar de organizaciones de la sociedad civil, implicaría un retroceso de varias décadas en las disposiciones que protegen de abusos a las poblaciones indígenas, los pobres y los ecosistemas frágiles.
Chakravarthi Raghavan, reconocido periodista y observador de las negociaciones multilaterales, analiza los convenios de liberalización comercial, desde la Segunda Guerra Mundial hasta la conferencia de Bali en diciembre, y concluye que las potencias del Norte industrial siempre impusieron sus propios intereses en detrimento de los países del Sur en desarrollo y sus aspiraciones.
Las primeras instituciones comunes del BRICS son financieras y nacen como sucedáneo de las reformas en un sistema internacional donde persisten desequilibrios de poder, ignorando el nuevo peso de los países emergentes. Pero el Acuerdo de Reservas de Contingencia, el fondo monetario de los países del BRICS, también se creará sin equilibrar la composición de sus recursos, y eso podría repetir hegemonías corrosivas.
Las instituciones mundiales siguen aprendiendo a manejar de manera integrada el agua y la energía, como parte de su apuesta por el desarrollo sostenible. Según Daryl Fields, del Banco Mundial, entender la conexión entre agua y energía es fundamental para poder abordar el crecimiento y el desarrollo humano, la urbanización y el cambio climático.