Crece la preocupación de la carencia de fondos para las operaciones de paz en República Centroafricana socave cualquier posibilidad de estabilizar ese país. «Los recursos destinados a la crisis son inadecuados para semejante tarea», alerta Peter Pham, director del Centro de África del Instituto de investigación independiente Atlantic Council, con sede en Washington.
La abrumadora tarea de proveer asistencia a los más de 500.000 desplazados y heridos en Sudán del Sur podrá ser un poco más fácil con el acuerdo de alto el fuego que se ha firmado en Addis Abeba. El gobierno y los grupos rebeldes, acordaron en la capital etíope congelar sus posiciones y abrir corredores para las organizaciones humanitarias que intentan desesperadamente enviar alimentos y medicinas a los que lo necesitan.
Frente al agravamiento de la crisis humanitaria en Siria, la comunidad internacional ha prometido esta semana 2.400 millones de dólares para ayudar a los afectados por el conflicto en ese país. La Unión Europea ha aumentado en 165 millones su ayuda humanitaria a las víctimas, pero el país que va a liderar la ayuda es Kuwait, que contribuirá con 500 millones de dólares.
Cuatro años después del terremoto de Haití, el 90% de las personas que perdieron su hogar tienen una vivienda, aunque quedan más de 300 campamentos de acogida donde 145.000 haitianos viven a la intemperie. Las Organizaciones humanitarias destacan el trabajo que se ha realizado pero dicen queda mucho por hacer. Cruz Roja ha destinado a proyectos en ese país el 75% de los 53 millones de euros que donaron los españoles.
Los problemas más graves que deberá enfrentar la ONU en 2014 son las guerras civiles de Siria y República Centroafricana, pero también los conflictos de Malí, la región sudanesa de Darfur, Libia y Palestina. En su tradicional repaso de fin de año, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha dicho que en 2013 el conflicto sirio se «deterioró más allá de lo imaginable». La guerra civil en ese país ya lleva tres años, con 100.000 muertos y tres millones de refugiados.
Los países en desarrollo pueden perder más de un billón de dólares cada año, procedentes de delitos y corrupción. Este flujo ilegal va en rápido aumento y ya es 10 veces mayor que el monto total de ayuda extranjera que estas naciones reciben. Entre 2002 y 2011, los gobiernos del mundo en desarrollo dejaron de percibir casi seis billones de dólares.