De los 503 millones de personas que residen en la UE, 20,4 millones son de terceros países. España fue el Estado miembro que más peticiones de asilo denegó, un 0,6 % más que el año anterior. La cifra de llegadas a la Unión aumentó de forma «significativa» a partir de julio, especialmente a la costa italiana, debido al conflicto de Siria.
Aunque las lluvias dieron una tregua el domingo, Serbia y Bosnia-Herzegovina siguen en estado de máxima alerta. La principal amenaza ahora son los corrimientos de tierra, que además de agravar los daños, podrían sacar a la superficie algunas de las más de 120.000 antiguas minas antipersona ocultas bajo tierra. La vuelta de las aguas a su cauce está dejando tras de sí ciudades devastadas y cubiertas de lodo.
La comisaria europea de Cooperación y Ayuda Humanitaria, Kristalina Georgieva, teme que la crisis ucraniana «oculte otras crisis humanitarias mucho más problemáticas». La responsable europea de cooperación se ha mostrado preocupada por el aumento de crisis humanitaria. «Solo a principios de este año teníamos cuatro urgencias humanitarias: Siria, República Centroafricana, Sudán del Sur y Filipinas», hace 20 años había una sola: Ruanda. «El mundo, ha dicho, es cada vez más frágil y hay que gestionar más riesgos».
Varios voluntarios y voluntarias se afanan en una nave industrial de la ciudad española de Málaga, organizando miles de kilogramos de arroz, azúcar, lentejas y aceite, que este mes partirán hacia los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf, en el oeste argelino.
La Comisión Europea dará este año 142 millones de euros para ayuda humanitaria a la región del Sahel, que sufre una grave crisis alimentaria. Las tasas de malnutrición aguda severa están superando los umbrales de emergencia en muchas regiones del Chad, Níger, Mauritania, Burkina Faso, Senegal, Nigeria y Malí. Un millón y medio de niños corre un riesgo alto de desnutrición severa este año.