Hemos llegado a un punto sin retorno. El mundo es testigo del mayor grado de necesidad humanitaria desde la segunda guerra mundial. La catástrofe humana es de escala titánica. Unos 125 millones de personas están en extrema necesidad de ayuda, más de 60 millones están desplazadas por la fuerza y en los últimos 20 años ha habido 218 millones de damnificados cada año por desastres naturales.
Mientras cuatro de cada cinco yemeníes necesitan ayuda humanitaria inmediata, con 1,5 millones de desplazados y más de 4.000 muertos en apenas cinco meses, un funcionario de la ONU dijo al Consejo de Seguridad que la escala de sufrimiento humano es «casi inabarcable».
Hace apenas 10 meses, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) anunció que la población de refugiados de Siria había llegado a los tres millones. Ahora esa cantidad ha superado ya los cuatro millones.
Los desastres naturales son una realidad para millones de personas y los pronósticos no hacen más que empeorar las perspectivas. Desde fuertes tifones a inundaciones y sequías o deslizamientos de terreno, son episodios que tienden a ampliar las desigualdades entre y dentro de los países y a dejar a las personas más pobres literalmente sin nada.
El número de personas que tienen que huir de sus hogares es inmenso. Casi 60 millones de personas están desplazadas en todo el mundo. No había sucedido nada parecido desde la Segunda Guerra Mundial.
Nueve de cada diez europeos quieren que la UE siga prestando ayuda humanitaria. El apoyo público a la ayuda humanitaria de la Unión Europea ha aumentado en dos puntos porcentuales desde la última encuesta realizada en 2012, pese a la crisis económica. Casi el mismo porcentaje (85 %) apoya la financiación de la ayuda humanitaria.
La Comisión Europea ha aprobado una ayuda financiera de 16,6 millones de euros para ayudar a Nepal después del devastador terremoto que azotó el país hace poco más de una semana. La asistencia se prestará directamente al Gobierno de Nepal y estará disponible a finales de esta semana.